Pareciera que Santiago de Cali y el MIO no son de nosotros los habitantes de la ciudad, sino de estos dos “mayordomos”.

No transcurre un solo mes en el que no aparezcan, como etéreas sombras, decisiones apresuradas y subrepticias del alcalde Jorge Iván Ospina o de su alter ego en METROCALI Luis Eduardo Barrera, como parte del permanente accionar de este avieso dúo, dedicado el uno a comprometer a la ciudad (léase a los caleños) en faraónicos proyectos que en corto plazo la llevarán a la inviabilidad financiera y el otro, consagrado a perfumar inútilmente el cadáver insepulto de METROCALI, la joven empresa estatal de Cali, hundida por la incapacidad y la mediocridad de su actual presidente.
Sería demasiado largo enumerar todo el desfile de subrepticias órdenes y decisiones de estos señores afectando los recursos económicos del municipio. Baste mencionar aquí, los cientos de contratos fraccionados en montos menores para eludir las licitaciones, y asignados con su dedo mágico por el alcalde Ospina a su círculo preferencial de contratistas, o citemos los dudosos movimientos del presidente de METROCALI para asignar también “a dedo” y con el silencio connivente de su junta directiva el contrato de explotación publicitaria del MIO o también su perverso plan de arrebatarle una porción del MIO a unos débiles y pequeños transportadores para entregársela, quien sabe con qué sinecuras y canonjías, a un gaseoso “inversionista”, nefando propósito que, afortunadamente, hasta ahora les ha fallado.
Pero lo más triste de todo este panorama no es el oscuro, nefasto y desvergonzado accionar de esta “parejita de funcionarios públicos” sino dos hechos reprochables:
1.- El injustificado y porque no repulsivo silencio de las llamadas IAS (contraloría, procuraduría, fiscalía, personería) que aumenta el desconcierto de quienes entendemos lo que le va a suceder a la ciudad cuando termine el reinado de Ospina y además no “tragamos entero” todo lo que dicen algunos de los anestesiados y estatalmente lubricados medios de comunicación locales.
2.- Los coros de alabanza al alcalde Ospina interpretados con pío entusiasmo por ese orfeón de estultos adoradores y beneficiarios del cemento, cánticos escuchados y aplaudidos no solo por los cientos de memos que integran esos rebaños humanos autodenominados “fuerzas vivas”, “grupos de opinión” o “gremios económicos” sino también, por los concejales que no hablan, porque como muy “educadas” personas saben que no se debe hablar cuando se tiene la boca llena.
Las caleñas y los caleños pensantes no debemos seguir siendo espectadores áticos de este proceso de enajenación de la ciudad. Ya más del 60% de los contribuyentes de impuestos nos encontramos ahogados por los gravámenes de las mal llamadas megaobras y estamos corriendo el riesgo de que el alcalde Ospina, en una de sus consabidas rabietas, de la orden de entregar a los bancos la cartera morosa de los impuestos para que estas descorazonadas entidades hagan el trabajo sucio de arrebatarle sus viviendas a quienes estamos asfixiados por la carga impositiva con que nos aplasta el alcalde.
Ya sabemos lo que nos espera si no actuamos ordenada y colectivamente para defendernos. Nosotros hacemos nuestra parte denunciando lo que sucede hoy y anticipando lo que sucederá mañana, pero son únicamente las organizaciones ciudadanas (juntas de acción comunal, juntas de vecinos, veedores cívicos, organizaciones ambientales etc.) quienes tienen el poder y la capacidad legal de parar todos estos atropellos. Esta tarea hay que comenzarla hoy y no aguardar “a ver qué pasa con las IAS” o, en el peor de los casos, sentarse a esperar que estos dos mayordomos de nuestra finca terminen “su reinado” en diciembre.
Violando las reglamentaciones vigentes sobre contaminación visual, el presidente de METROCALI no solamente ha autorizado la colocación de publicidad en los espaldares de las sillas de los buses del MIO y en las paredes de las estaciones del sistema, sino que ha permitido que se cubran con publicidad los tornos de acceso y, en el colmo de la violación del espacio público de las estaciones del MIO, ha dejado que se ubiquen puestos de degustación de productos como puede verse en esta fotografía donde se ve el reducido espacio de una de las estaciones del MIO invadido por una mesa de degustación de los productos lácteos Montefrío. Más evidencias de que el MIO pareciera ser la finca de Ospina & Barrera. (ver foto a continuación).
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