Uno no sabe en qué país vive el banquero No 1 de Colombia Luis Carlos Sarmiento Angulo para declararle a los medios nacionales y extranjeros que “el país pasa por un buen momento”. La realidad social de la gran mayoría de los colombianos es diferente y precisamente su situación económica no pasa por un buen momento.
Es cierto que hay confianza en Colombia a nivel internacional, con la llegada de nuevas empresas desde muchos países y que nuestro país se convirtió en un gran destino de negocios. Desde este punto de vista es un buen momento para el país, pero el problema social es creciente en todos sus órdenes. Es decir, como afirmaba el ex presidente de la ANDI Echeverry Correa, la economía va bien pero el país va mal.
La desigualdad social se incrementó en los 8 años de Uribe y si bien es cierto que mejoramos en la seguridad rural, en las ciudades el índice de homicidios y de violencia urbana es preocupante. El gobierno reconoció que Colombia es uno de los países con mayor desigualdad del mundo. Según las cifras oficiales, en el país hay más de siete millones de pobres. Por ello el reto del Gobierno Santos para disminuir la brecha social
Las cifras de empleo al pasar a un digito el desempleo en Colombia no son reales en la medida que el rebusque y la economía informal se ha incrementado, pero hay ciudades capitales con índices de desempleo preocupantes como el 15.3% en Cali.
Y qué decir de la educación pública que es la recibida por el 82% de los colombianos, las oportunidades escasean y la exclusión social sigue siendo tan alta como en la década de los 90. Por ello tuvo gran acogida la protesta universitaria, no solamente para hablar de la reforma a la ley 30 de educación superior , sino para superar esos problemas estructurales de la educación en Colombia, por la calidad educativa.
La salud le ha quedado grande a todos los gobiernos después de la expedición de la Ley 100 en 1993, donde se crearon unos monopolios que aun no han podido ser desmontados y la alharaca creada por el Gobierno, no ha tenido la medicina esperada y el escándalo se ha opacado. Y qué decir del régimen pensional, vena rota del estado que aún no tiene solución.
Es hora que el gobierno nacional no deje pasar su cuarto de hora con la opinión pública y se sintonice con las reformas de fondo, que necesita el país. Porque mantener el statu quo en iniciativas como la reforma de la justicia en donde se concertó con todos, para que nada cambiara o en la ley orgánica de ordenamiento territorial, en donde se sacó la ley sin el desarrollo Constitucional, etc, son hechos que poco le sirven al futuro del país y menos a la débil democracia.
Ante estas razones, el Gobierno Nacional debe ajustar su agenda social y equipararla a su agenda económica o de lo contrario las protestas sociales progresarán y la reelección no estaría a la vuelta de la esquina. Ya hubo el primer detonante como es el tema estudiantil, en donde la derrota del Presidente Santos y su Ministra de educación fue evidente, otro sector no está lejano al recoger las banderas sociales en medio de la simpatía popular.
Por ello debemos trabajar todos en la ecuación que permita tener lo económico equilibrado con lo social, y así podamos todos ojalá en una década afirmar que EL PAIS VA BIEN.
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