La noticia soterrada en el pasado ‘Día sin Carro’ fue el silencioso crecimiento de la mancha amarilla en Cali; aunque cálculos de los expertos estiman que Cali sólo soporta 8 mil taxis, estos ya llegan a los 13 mil, sin contar con los al menos 2 mil vehículos que se estima, circulan de manera ilegal o ‘gemeliados’, es decir, la cifra increíble: en Cali sobran la mitad de los taxis que hay.
Además, 200 mil caleños usan bicicleta pero los alcaldes nunca pensaron en hacer ciclorrutas para ellos.
Y además, hay otra “mancha” que no se ha ponderado lo suficiente, y es la de las motos. Siempre en constante crecimiento, siempre engordado las alarmantes cifras de accidentes en la ciudad, siempre agrandando un poco más el caos de movilidad generado por las desordenadas Mega-Zozobras.
Y es que las motos no serían consideradas un problema si sus usuarios no las usaran siempre de manera tan anti-cívica, tan temeraria, irresponsable e insensata.
A Los motociclistas, y sobre a los jóvenes se les está entregando armas de alto poder, cada vez con más alto cilindraje, sin las dificultades de otrora, y con las mínimas precauciones. En Cali hay cerca de 300 mil motociclistas, de los cuales el 90% irrespeta las normas de tránsito, según estimativos oficiales citados por El País.
Excesivas motos, sobreofertas de taxis, trancones, ciclistas, vías cerradas, MIO en las vías normales, peatones sin andenes, todos ingredientes para la catástrofe; los caleños deben ser conscientes que la caótica ciudad que nos tocó vivir es un ecosistema perfecto para la accidentalidad y por ello no pueden agregarle “imprudencia”, ni mucho menos “alcohol”, a la ecuación.
Una moto es un económico y dinámico medio de transporte, pero mal utilizada, es un arma mortal. Por eso, Un motociclista debe saber que cuando se sube a una moto, se sube a su vida misma. Y si transporta parrillero todas estas vidas dependen de él.
No se trata de estigmatizar a los motociclistas, quien esto escribe anda en moto, sino de hacer un llamado a la prudencia de aquellos que aún no comprenden la gravedad que implica para sí mismo y los demás andar en una moto.
Recientemente un usuario nos envió esta foto de un accidente fatal; Escenas como estas tristemente se ven a diario, las cifras nunca dan cuenta de tantos muertos, tantos inválidos, tantos mutilados en nuestras calles. Vidas que jamás serán las mismas.
Y además, el irrespeto que significa creerse con la licencia para invadir los andenes, las escasas ciclo rutas existentes, sólo por el hecho de ser motos.
Hacemos un llamado al respeto, en primer lugar, al respeto de la vida misma, y después, al de peatones y demás usuarios de la vía. En Cali las motos crecen a una tasa de 30 mil por año, debemos maximizar la prudencia y recordar aquella frase de la sabiduría popular, es mejor esperar un minuto que perder la vida en un minuto.
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