Por Héctor De los Ríos L.
En el Evangelio del tercer domingo de Adviento, llamado de la alegría, (San Juan 1, 6-8. 19-21) el Bautista le dice bien claro a los judíos que él no es la buena Noticia que ellos esperan para la liberación de su pueblo. Que él sólo vino para dar testimonio de Jesús y decirle al pueblo cómo se debe preparar para acogerlo.
Hagámonos nosotros esta pregunta cómo prepararnos a la venida de Jesús siguiendo lo que nos señala la Iglesia en las lecturas de la Palabra de Dios.
La Iglesia nos dice que tengamos la actitud y los sentimientos del Bautista. Que no le creamos a nadie que se nos presente como el salvador, es decir que no nos dejemos llevar de los falsos profetas que abundan hoy y que, nuestra misión es dar testimonio de Jesús como la única Luz y la única Buena Noticia que necesita el mundo. Nosotros no somos la luz pero estamos llamados a dar testimonio de la luz.
Cuando la Iglesia y los cristianos, lleguemos a ser, como debemos ser, el Adviento de Dios a los hombres y mujeres de hoy, viviremos el gozo, el riesgo y el drama del sufrir con amor en la propia carne todas las esclavitudes que oprimen aún a los hombres y mujeres y de luchar y morir con paz por su liberación. Solo así se estará “anunciando la Buena Notica a los pobres”.