Un resultado positivo de la educación no se garantiza cuantificando el número de personas que ingresan y egresan de una carrera, se hace por su calidad.
Según un informe del Observatorio Laboral para la Educación ‘‘el 80% de los recién graduados del país están trabajando en el sector formal de la economía. En la última década se han otorgado más títulos educación superior (técnico profesional, tecnólogo, profesional universitario y posgrado) que en los 40 años anteriores’’.
Hay que reconocer que éste también ha sido uno de los factores por los cuales la economía del país va muy bien. Así lo han manifestado varios voceros del gremio, pues la innovación y la calidad que brinda la academia en la educación año tras año es fundamental para el desarrollo.
Este tema tiene tanto de ancho como de largo pues hay que analizar desde varios planos los resultados del Observatorio de la que la tan polémica Ministra de Educación María Fernanda Campo Saavedra se encuentra muy satisfecha.
‘‘En Colombia se otorgaron un total de 1'802.729 títulos de educación superior (técnico profesional, tecnólogo, profesional universitario y posgrado), cifra que si se compara con el 1'557.854 de títulos entregados entre 1960 y el año 2000, se observa que el 54% del total de títulos otorgados en los últimos 50 años fueron entregados en los últimos 10 años’’ esto fue publicado en un comunicado de prensa cuando presentó los resultados del observatorio. Aparentemente es una buena noticia, pero este cerebro inquisitorio me hace querer saber algo más a fondo. Los índices de mi país suben; los de violencia, los de economía, el de los quemados, el de las inundaciones, el desempleo, etc. ¿pero el de la educación y de los graduados sirve para bien? Porque es que ahí donde aplico la frase que dice: prefiero calidad y no cantidad.
La educación es un derecho fundamental escrito en papel mojado porque en eso se ha convertido la Constitución Política, cuando por encima de la ‘biblia del estado’ han vulnerado todo lo plasmado en ella.
Sobre esto hay 2 puntos muy importantes en los cuales quiero hacer énfasis:
1. Un resultado positivo de la educación no se garantiza cuantificando el número de personas que ingresan y egresan de una carrera, sea técnica, tecnológica o profesional y mucho menos de la institución, independientemente de cuál sea que provengan. Lo que realmente sería un logro importante para la formación, bajo mi concepto, es que esa cuantificación vaya de la mano a la calidad en la educación y el nivel competitivo en el que se encuentre cada de uno de sus egresados.
2. ‘‘El crecimiento dado en 2010 en la proporción de los graduados en programas técnicos y tecnológicos, así como de los egresados de posgrado, sobre todo si se compara con la situación que se presentaba entre los años 1960 y 2000. En esos 40 años, el 66% de los graduados era del nivel universitario, el 22% de programas técnicos y tecnológicos, y el 12% de posgrado. Estas cifras cambiaron significativamente para el 2010, año en el que se reporta que la proporción de graduados en estos mismos niveles de formación es de 45,7% para graduados universitarios, 30,6% de técnicos y tecnológicos, y 23,7% de posgrados. Este aumento de los graduados de posgrados, así como el incremento de egresados de técnica y tecnológica, responde a los esfuerzos del Gobierno Nacional por fortalecer estos niveles de formación y llevar a Colombia a niveles de competitividad y productividad que le permitan hacer frente a los desafíos de la globalización; todo esto a través de la formación de capital humano en programas de educación pertinentes y de calidad’’. Este fragmento es tomado del mismo comunicado de prensa en el cual se presentaron los resultados del análisis del observatorio, donde perfectamente se observa la tendencia de ‘producción’ en cuanto a técnicos y tecnólogos se refiere, vaya usted a saber por qué a ciencia cierta.
Hay varias versiones, entre esas y para mí la más destacada y relevante, es la alta demanda por parte de las empresas debido a su práctica y a su bajo costo; por ejemplo: un técnico o tecnólogo son más rentables que un profesional y le traen las mismas utilidades, por eso la economía crece, pero las personas se estancan ya que las ganancias quedan centralizadas en las potencias y el trabajador raso, se limita a la ejecución de su labor sin desarrollar proyectos innovadores debido a la carencia de teoría que tiene la educación intermedia.
En cuanto a salarios se refiere esto dice el informe: ‘‘al discriminar por nivel de formación el salario para los recién egresados es de $909.017 para técnicos, $1'057.062 para tecnólogos, $1'441.180 para universitarios, $2'701.503 para graduados de especialización, $3'396.815 para maestrías, y $5'249.673 para doctorados. Al respecto, la titular de la Cartera expresó que esto es muestra de que estudiar en Colombia, sí paga, no solo por el evidente incremento de los salarios de los graduados a medida que avanzan en su formación profesional, sino porque la diferencia es considerable si se compara con una persona laboralmente activa pero sin estudios superiores. Campo señaló al respecto que, por ejemplo, una persona que está trabajando pero que solo terminó su colegio y se graduó como bachiller gana, en promedio, $394.515, lo que equivale a 2,3 veces menos del salario que recibe un graduado de técnica profesional’’.
Los resultados de los ingresos ratifican lo que critico, pues demuestran que a mayor escala de educación mejor es el sueldo del trabajador lo cual garantiza una mejor calidad de vida. Pero el plan de gestión que ha venido ejecutando el gobierno para la educación se ha venido pensando en desarrollarse a través de créditos para programas técnicos y tecnológicos, dejando en segundo plano la inversión de recursos del estado en la universidad pública que era lo que proponía la polémica reforma, en lo cual hace un énfasis muy claro la Ministra de Educación al término de su comunicado de prensa aquí citado: ‘‘ElObservatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación Nacional es una herramienta que promueve la innovación y el mejoramiento de la calidad y la pertinencia de los programas de educación superior, en aras de ofrecer una mejor educación a todos los jóvenes y cerrar las brechas de acceso, tal como es el propósito del actual Proyecto de Reforma al Sistema de la Educación Superior’’.
Es cierto que está realizando una labor en pro, pues las cifras de egresados lo demuestran, eso sí destacando que la cifra de profesionales universitarios ha disminuido y se han aumentado en la educación media. Pero su posición es o fue clara, en su gran mayoría los títulos técnicos y tecnológicos son otorgados por instituciones privadas de costos superiores a 500 mil pesos semestrales que los promueven por medio de entidades como el ICETEX entre otros. También hay que reconocer que en un 70% u 80% son de práctica lo cual hace que el alumno mientras estudia pueda desempeñar algún cargo laboral, eso sí remunerados como aprendices.
Esta demanda de educación media hace que se vea la formación académica como un negocio, donde a cualquiera le da por montar un instituto sin la infraestructura adecuada, sin calidad en docentes, etc.
Lo que si hay que resaltar de estas carreras medias es que le dan la posibilidad a aquellas personas que por x o y motivo no tuvieron la oportunidad de profesionalizarse tiempo atrás y actualmente su trabajo u ocupación no le permite dedicarle los años que se requieren en una carrera. Es reconfortante que en el Valle nos estemos preocupando por educarnos, estamos dentro de los departamentos que sostienen el mayor porcentaje de egresados, no solo en los pregrados, pues según el informe del observatorio el ascenso se vio reflejado también en postgrados y doctorados. Resalto que estas cifras son un mensaje positivo para los jóvenes, pero lo que me motivó a hablar sobre ellas es a que se direccionen en el mundo profesional y más cuando somos nosotros mismos los que tenemos la decisión en nuestras manos, los ‘sacrificios’ solo serán 5 años, vendrá toda una vida de beneficios.