Las buenas noticias de finales del 2011, no pueden hacer perder la sindéresis de los colombianos. Si bien es cierto que la economía creció en una tasa del 7.7% durante el tercer trimestre y que hubo en el 2011 un incremento del 6.7% en la creación de empresas durante el 2011, la realidad es muy diferente en miseria, pobreza, desigualdad social, salud, vivienda, desempleo, informalidad y ante todo en seguridad. Precisamente esto es lo que nos permite recibir del mundo una calificación de país subdesarrollado.
Más de 15 mil muertes violentas en el año en Colombia es una cifra que aterra a los analistas internacionales y que decir de los delitos menores como hurtos que se producen en una año en Colombia, más de 90.450 de estos delitos. Estos dos indicadores demuestran la ausencia de una cultura, la falta de educación y la ausencia de oportunidades para os jóvenes. El caso de Cali es más complejo que a nivel nacional pues tenemos más de 1.600 homicidios anuales y más de 9.000 delitos como el hurto cada año. En otras palabras en Cali tenemos más de 4 muertos diarios y más de 25 hurtos diarios. ¡Qué vergüenza!.
La pobreza sigue por la órdenes del 45% y la indigencia en la escalofriante cifra del 17%, en otras palabras casi que 1 de cada 5 colombianos no tiene como cubrir sus necesidades básicas, es decir sufren de hambre. Por ello Colombia sigue siendo uno de los países dentro de los llamados “el club de los pobres” y hace parte de los países más desiguales del mundo. La pregunta que nos hacemos es el ¿Porque no aprovechamos estas tasa s de crecimiento superiores al 5% para aliviar la pobreza?
La respuesta es evidente, tenemos una cultura de concentración de riqueza y si a eso le sumamos el ingrediente del conflicto armado, el problema social es más crítico en las grandes ciudades como Cali. Por ello aparecemos en Santiago de Cali con el campeonato Nacional de desempleo del 15.1% y con una tasa de subempleo del 42%, lo que significa que de cada 10 caleños económicamente activos, 6 están desempleados o en el rebusque.
Pero el otro grave problema es la corrupción del binomio sector privado y sector público, quienes subyugan el poder del Estado en favor de unos pocos, lo que se traduce no solamente en el desvió de centenares de miles de millones de pesos de gasto público social a empresarios y funcionarios públicos. Pero en el fondo lo que deja de perder el Estado son cifras inimaginables que quedan en poder de unos pocos y que precisamente eso es lo que en el fondo genera la mayor desigualdad social.
La famosa frase del Francés Rousseau para que la democracia exista es indispensable que “Ningún ciudadano sea tan opulento como para poder comprar a otro, ni ninguno tan pobre como para que se vea obligado a venderse”. Continúa el filósofo diciendo que la construcción de un estado democrático genuino requiere evitar las riquezas y pobrezas extremas, ya que ambas son funestas para el bien común, pues de las primeras salen los tiranos y de las segundas, quienes los apoyan. Esta clara definición es un vivo ejemplo de lo que pasa en Colombia y en Cali con las cifras de pobreza y de indigencia.
Nuestro crecimiento es de pro- ricos y no pro- pobres, lo que hace que la desigualdad se incremente, el presidente de la Republica Juan Manuel Santos es un buen economista y debe reorientar su gobierno para que tenga políticas económicas sociales más pro-pobres, en la ciudad de Cali con el Alcalde Rodrigo Guerrero tenemos la esperanza por su experiencia en mantener el equilibrio entre lo económico y social, que la situación en este sentido va a mejorar, pero el Municipio que recibe está con la “olla raspada” y sin recursos suficiente para atender una agresiva inversión social. De todos modos nuestro 2012 es esperanzador. Pero el balance económico y social 2011 es agridulce, por ello empresarios y gremios menos alegría y más responsabilidad social.
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