Escuche el nuevo disco de la Feria de Cali 2011 – ¡No es tan caro!
De Jorge Ospina
“No es tan caro” Con esta frase el alcalde Ospina liquidó la feria popular, y excluyó a los caleños de su única fiesta histórica
Crónica del fin de la Feria popular de Cali
Por Jaime Salazar
Caliescribe.com
La alcaldía del descaro y la trampa, fue cerrada con un broche a la altura de su desfachatez: la privatización de la Feria. 54 años de tradición fueron tirados a la basura, sin el menor asomo de vergüenza.
Este domingo 25, la inauguración del Salsódromo quedará para la historia de Cali como el acto más excluyente y reprochable realizado jamás en la Feria de Cali. Jorge Iván Ospina, pasará a la historia no sólo como el alcalde más nefasto de Cali, no sólo por el desastre de las megaobras, sino también por ser el primero que se atrevió a privatizar la feria.
Que para un pueblo tan rumbero como el caleño se privatice la feria, es como si a los peces se les cobrara por vivir en el agua. Tras una campaña propagandística de 4 años, basadas en tapizar la ciudad de corazones como si fueran esvásticas Nazis, Ospina al fin se descaró y mostró su verdadera cara a los pocos que aún creían en él.
Miles asistentes al Salsódromo se quedaron por fuera, se vendieron las boletas "gratuitas", se revendieron los palcos y muchos con boleta se quedaron afuera;se supo de muchos casos de onerosas “cortesías” especialmente para funcionarios y Concejales. Se entregó el espacio público y se dejó al arbitrio de los inescrupulosos que vendían las silla por hasta $10.000. Un atropello fue lo que vivieron los caleños en la inauguración de esta feria 54, que ya había empezado mal, con un afiche horroroso.
Un usuario comento: “Esto no es feria: es feriar”, porque la desvergüenza del alcalde Ospina (que por suerte se va, y ojala para siempre de la vida pública) le permitió decir que la cultura de la feria debían cobrarse y sólo estar disponible para quién pudiera pagarla.
Sorprende aun así ver a los jóvenes bailarines en su linda labor por horas por un bono de alimentación y agradecimiento. No se les paga en el año ni en el mes de la feria un salario. La simple aritmética nos dice que en ese sólo evento la alcaldía recaudó más de $500 millones, y aun así no le paga a sus artistas por la presentación y sólo se le verdadero apoyo económico a las escuelas.
Con ese mismo cinismo (sólo equiparable al de Samuel Moreno en Bogotá) Ospina mandó a cercar el evento, cerrar calles, bloquear las entradas, alambrar los accesos, llenó de vallas y de policías los alrededores del carnaval, empasteló los puentes peatonales, puso latas bajo las tribunas, todo para evitar que la gente del común viera algo, así fuese poco, así fuese de lejos, lo que antes era completamente gratis, desde ahora no lo será más.
Con el visto bueno Leobardo Amú, director de la feria, nadie estaría evento la feria a menos que cancele los 64 mil pesos vía Tuboleta.com. Con ese mismo espíritu de mercachifle un ‘particular’ cortó 80 árboles sin respingarse para instalar un bailadero para la cabalgata.
Estuvo el caso de miles de despistados que llegaron el mismo día al Salsódromo para buscar las entradas en el certamen ¡pero oh sorpresa! no había taquillas, Fue de nuevo la fiesta para los revendedores y rebuscadores.
Indignación de los caleños
Caliescribe no se quedó en los palcos de prensa, salió con la gente a la calle para constatar que ninguna de las boletas revendidas, fueran las gratuitas o las de costo, bajaba de $80 mil pesos en manos de los osados usureros que lo hacían incluso frente a la autoridad. También para verificar las supuestas entradas gratuitas. Todo copado antes de la 1.
La organización reconoce en su Website3 sólo 3 puntos de acceso público: “1. Entre las carreras 46 y 48, costado occidental. 2. Entre las carreras 44 y 45, costado oriental (a la derecha, de sur a norte). – La elevación de la autopista entre la 41 y la 44, ya hacia el final del recorrido”.
Pero advierten no sin algo de cinismo: ”Es muy recomendable llegar temprano, en particular en el caso de los separadores, pues la visión allí es muy limitada”. Como quien dice, sino pagó vaya a la leonera o se jodió.
Por fortuna la indignación de la gente no se ha hecho esperar. En los espacios radiales, en las calles, a través de las redes sociales, y en los corrillos populares lo único que se escucha es la indignación contra el alcalde Ospina y la “seudo-evento” el que se inventó, porque ya no se le puede llamar feria y mucho menos popular. Ya se organiza una marcha en las redes sociales en contra de la privatización.
Ojalá alguien le pase esto al saliente burgomaestre para que recuerde con nosotros la nostalgia y verdadera “FERIA DE CALI”, aquellos días en cuando el presupuesto no se iba todo en la remodelación de un estadio (de $105 mil millones) o en Guardas Cívicos (60 mil millones) sino que alcanzaba para financiar las verdaderas cosas importantes de la ciudad, incluyendo La Feria.
Muchos alcanzamos a vivir la “calle de la feria”, gratis Dr. Ospina, mano a manos entre los grandes salseros de la época, Niche y Guayacán gratis Dr. Ospina, para los caleños que pagamos impuestos. Uno las veía ahí, frente a frente las dos tarimas. Hubo también verbenas en los barrios, gratis Dr. Ospina; desfiles del Cali Viejo, Gratis Dr. Ospina. Tantos ¡Eventos públicos! Que ahora no recuerdo ni alcanza el espacio.
El origen de una feria que nació en el pueblo no puede dejarse como beneficio exclusivo de una élite pudiente. La feria de la caña, fue tomada de los corteros que festejaban el final de año, mientras los hacendados festejaban en París o Miami.
Finalmente, y como es costumbre, los medios nacionales mostraron una fiesta muy diferente. Según los grandes medios todo fue gozo y armonía, todo en paz. Al menos así fue, para una pequeña minoría.
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