Por Pilar Cataño
Era una manifestación sin grandes expectativas. Un grupo de economía “Democracia real Ya” y otro grupo denominado “Jóvenes sin Futuro”, que venían reuniéndose cada semana en el parque de El Retiro de Madrid, para analizar la situación socio-económica de España, y la grave crisis que caía encima, se les ocurrió la idea de lanzar una convocatoria de manifestación para el 15 de Mayo. Era el día del Patrono de Madrid por lo tanto era fiesta regional. Buen momento para manifestarse pues caía además en domingo. Se prepararon para echar a andar esta iniciativa. No se hacían muchas ilusiones sobre una abultada participación de los ciudadanos, amodorrados como estaban, nadie daba un duro por el éxito de participación. Se hacían cálculos, sin embargo, de apenas un par de miles de manifestantes. Aún así habían tomado la decisión de lanzarse a la calle y tomarla.
Se hicieron los preparativos que corresponden a este tipo de convocatorias: permisos, conferencia de prensa, octavillas, difusión en las propias organizaciones participantes y en las afines. Les motivaba este impulso de romper el silencio de una crisis que todos mascábamos, pero que nadie osaba decir en alto. El mismo Gobierno socialista de la nación ocultó hasta el límite que había una grave recesión económica en el país. Este impulso pues estaba dado y en este ambiente convocaron una reunión de prensa, con color de fracaso pues apenas acudieron dos medios de comunicación. Esta fracasada convocatoria de prensa les daba el olfato de que muy pocos acudirían a esta manifestación “Contra la crisis y los mercados” y por “una democracia real ya”.
Llegó el domingo, un día soleado de mayo, de esos que tiene Madrid donde la primavera se asoma fulgurante a través del verde fosforescente de las hojas de los árboles, del aroma reciente de las flores recién abiertas y del canto de los gorriones. Un día espléndido y adecuado para una manifestación. Todo indicaba que a pesar de las condiciones climáticas excelentes, la participación de las gentes iba a ser escuálida y testimonial. Con eso y todo a pesar de los augurios en contra, la convocatoria se había mantenido y así fue como a las 18 horas del día 15 de Mayo partió la manifestación desde la plaza Cibeles a Sol, un recorrido que con los meses se volvió emblemático y recurrente para el Movimiento. El número de personas que se juntaron en Cibeles apenas llegaba a 5 mil, un poco más; eso sí, un poco más de lo que los convocantes esperaban. Ellos esperaban que acudieran unos 3 mil. Como digo con 5 mil participantes la convocatoria había sido ya digna y estimulante para sus convocantes. Todo pues empezaba a ser “algo” inesperado. Asombrábanse de que los participantes no llevaran consignas de ningún tipo. Una cosa muy corriente en cualquier manifestación hasta la fecha. Ya fueran banderolas, pancartas, octavillas, chapitas o cualquier signo externo que mostrara la “pertenencia” a organizaciones, o sindicatos, o asociaciones varias. Era lo típico. Pero en esta convocatoria nada hacía parecer que fuera una manifestación al uso. No había pancartas, ni banderolas, ni chapitas, ni nada que mostrara una pertenencia a partidos, sindicatos, asociaciones, etc,. Nada de nada. Simplemente las gentes desfilando y coreando esloganes creados para esa convocatoria contra los mercados, a favor de la democracia real, la democracia directa, contra los banqueros, contra la crisis. En esta sintonía llegaron a la puerta del Sol.
Cuando llegaron a Sol la sorpresa fue mayúscula cuando vieron que una gran multitud llenaba la plaza. Alrededor de 15 mil personas se habían ido juntando a lo largo del recorrido hasta multiplicar por 3 la cantidad de personas del inicio. La sorpresa fue enorme y la alegría desbordante, pero esa sorpresa se transformó en una pregunta ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos ahora?
Naturalmente nada de esto estaba previsto Y lo que allí estaba ocurriendo desbordó la propia iniciativa de los convocantes que no supieron qué hacer. A partir de ese momento mágico saltó la chispa de la espontaneidad de los allí presentes y a algunos de los grupos de asistentes ante ese fenómeno lanzaron la idea y la hicieron circular: Hagamos una ACAMPADA. La tensión, la conjunción de ánimos, la sintonía en la necesidad de visibilizar la grave situación social y económica que se estaba viviendo en España dieron pie a que los jóvenes, asistentes en su mayoría, lanzaran la idea de acampar en la puerta del Sol.
Conviene recordar que esta idea venía precedida por las revoluciones árabes del norte de África: Túnez, Egipto, y las que surgieron después como la de Libia y la de Siria. Las concentraciones en las plazas de aquellos países durante días y noches y semanas dieron la vuelta al mundo. Pero fueron sobretodo las protestas de tunecinos y egipcios las que incendiaron la acción encadenada de manifestaciones y protestas para defender los derechos de los ciudadanos por una democracia real y el cambio de sus gobiernos autocráticos por gobiernos democráticos basados en elecciones libres y participativas. Fueron los ciudadanos árabes quienes abrieron la veda de la democratización. Y esas revoluciones encendieron el pensamiento y lo contagiaron al resto del mundo, e hicieron que las consciencias despertaran de un largo letargo.
Sigamos con nuestra historia. En la puerta del Sol acamparon esa noche mágica de primavera madrileña 300 personas. Los jóvenes habituados a circular con sus mochilas y tiendas de campaña por cualquier lugar y acampar así, fueron por sus utensilios, y sin mediar indecisión levantaron sus carpas en la noche mágica donde el Sol amaneció, donde el Sol no dormía.
Esta condición alarmó a las autoridades municipales y como era de esperar la Delegada de Gobierno de Madrid mandó a sus policías a desalojar la plaza del Sol. Con la brutalidad y violencia que caracteriza a policías y Gobiernos, estos entraron a porrazo limpio en las carpas y echaron a los acampados de allí, quienes salieron huyendo perseguidos por la policía, alcanzándoles, y como a delincuentes con violencia tratados, les llevaron detenidos y algunos heridos, a las comisarías. Mientras, otro grupo de jóvenes acampados se reunían en la misma puerta del Sol y debatían sobre las acciones a seguir, entre ellas si reaccionar con violencia ó acatar la no-violencia como forma de estrategia de defensa ante el enemigo. Al final decidieron unánimemente aceptar la no-violencia como una estrategia de acción ante la amenaza del poder establecido. Entre tanto los detenidos eran acusados de desacato y agresión a la autoridad y permanecerían en la comisaría. Esta noticia corrió como polvorín entre los jóvenes acampados quienes habían “decidido” en asamblea abandonar esa noche la puerta del Sol convocando para una manifestación a la mañana siguiente.
La difusión de estos hechos fue enorme a través de los medios digitales y de los medios clásicos. La noticia voló por entre los amigos, conocidos, participantes, asociaciones, organizaciones, ONGs, civiles y gente corriente, sindicatos, etc. emplazando a una concentración. Al día siguiente por la mañana cientos de jóvenes se agolpaban en la puerta del Sol haciendo corrillos, discutiendo sobre la situación, en un ambiente franco de comunicación. Sorprendente el tono amistoso en el que todos los allí reunidos hablaban de lo sucedido y empezaban a hablar de la propia situación de injusticia social y económica que se estaba viviendo, y de la crisis. Esos corrillos me hicieron recordar la experiencia vivida en 1975 en la Revolución de los Claveles en Portugal. Era fascinante el espectáculo de ver a cientos de personas hablando sin conocerse de nada sobre temas que les concernían como la crisis, las revoluciones árabes, situación social, la vivienda, los banqueros, en fin sobre todo aquello que había estado silenciado y que ahora brotaba a borbotones.
Esa noche acamparon 3 mil personas. Eso desarmó a la autoridad y a la policía que no pudieron arremeter contra 3 mil personas. Y ese fue el comienzo de lo que se llamó la Spanish Revolution ó para los de adentro del Movimiento 15M.
A partir de allí surgieron como setas las ideas de cómo organizar el espacio de la plaza con las necesidades planteadas de las gentes que allí acampaban. Y se desarrollaron la imaginación que se plasmaron en las pancartas, notas, cartas, que aparecían en colores, en blanco y negro, en los espacios de arte, de libros, de refrigerio, de rincón de niños, de información, y sobretodo y muy especialmente se empezaron a desarrollar las reuniones asamblearias de decisión sobre los temas acuciantes de la sociedad, sus crisis y las acciones a ejecutar.
Se convirtió aquel espacio en sitio de debate, de propuestas y de acciones para las participantes. Era un hervidero de ideas y de personas donde la imaginación, la cooperación, el respeto, la tolerancia, y la solidaridad florecieron. Se ocuparon las plazas aledañas a la puerta del Sol y era magnífico ver en cada plaza asambleas de jóvenes, mayores, mujeres reunidos debatiendo, analizando, haciendo propuestas de solución y decidiendo acciones. Se rompieron las barreras entre generaciones pudiendo converger mujeres y hombres de todas las edades. “Estábamos dormidos y despertamos” así reza el referente simbólico del 15M.
La Spanish Revolution se globalizó. Y empezaron a brotar semilleros en partes del planeta asambleas de jóvenes unidos por el mismo espíritu se despertaron y concienciaron. Profesionales del periodismo, intelectuales, profesionales de todo tipo, medios de comunicación extranjeros se hicieron eco del movimiento. Se organizaron actos a nivel global y local. Se conectaron entre todas las partes del planeta. Se desarrollaron herramientas digitales cada vez más complejas para facilitar la comunicación y el debate. Se hicieron foros y se debatió, decidió, debatió…
Era la esperanza de un mundo mejor lo que animaba los corazones de estos jóvenes ciudadanos ansiosos de encontrar su lugar de justicia, de nuevo orden social y de evidenciar el fracaso del actual sistema social y económico. Se cambió el léxico, se inventaron signos de comunicación, parecidos a los signos de sordos para facilitar la fluidez en las asambleas. Se contó con voluntarios de todas las profesiones para colaborar. Había lenguaje de signos durante las asambleas. Un rio de esperanza y de fervor de cambio radical corría por entre las venas abiertas del 15M. La repercusión internacional fue inmensa como enorme fue la crítica del poder establecido. Pero la razón es más potente que la fuerza.
Los meses que siguieron a la revolución fueron de ánimo, fervor y esperanza. Todo el tiempo era para la revolución. Corazones y mentes palpitando unidos ante el gran reto de conseguir un mundo mejor. Toda la savia de la inteligencia al servicio de la sociedad y de los societarios y de la voluntad de cambio. No existían las noches. Todo era Día. Las gentes corrientes que veían de lejos el movimiento fueron simpatizando con él e implicándose más.
El Movimiento 15M lo componen individuos de diferente condición, credo, raza, ideología, pero les unen unos principios mínimos por los cuales todos se rigen, respetan y aceptan, y que les hacen conformar un Todo, una unión, una sociedad: No-violencia; exclusividad, horizontalidad e inteligencia común.
El 15M es un gran espacio abierto a todos los que deseen trabajar y pensar en un mundo mejor, donde la utopía se convierte en realidad. El 15M no es una ideología, ni una fe, ni una organización al viejo estilo, ni un partido. El 15M somos el 99%.
“Y seguimos caminando porque vamos lejos…”
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