El Cali no tiene técnico. Es triste ver cómo cada ocho días el señor Rubén Darío Insúa deja en ridículo a la institución azucarera. Si bien la nueva junta directiva en cabeza de Oscar Astudillo se ha esforzado en labrar un nuevo presente para al azucarero, con la contratación de jugadores importantes como Álvaro Domínguez es cierto que les ha fallado el pulso (y aún el juicio) para sacar un técnico cuyos números habrían sacado a un estratega nacional hace mucho rato.
La ‘barbie’ Insúa, como lo conoce la hinchada, está destrozando al onceno pieza por pieza desde hace unos 5 meses, sin que nadie parezca darse cuenta.
Ya algunos se han atrevido a decir que acaso el DT quisiera ser sacado para cobrar la indemnización del contrato, es hilar delgado. Pero lo cierto es que el argentino parece que le da lo mismo ganar que perder, quedarse que seguir.
Se trata de un entrenador sin corazón, sin trabajo y lo más triste, sin visión futbolística. Cómo es posible que un técnico no de instrucciones a sus jugadores durante todo un partido. Inconcebible que parezca atornillado a su asiento como si un equipo no necesitara ajustes tácticos pertinentes a la realidad y las variables de cada partido.
Bien decían los viejos locutores, cada partido es una historia, pero eso al técnico verdiblanco lo trae sin cuidado. Más aún, sorprende que en el calor y la humedad de Barranquilla, un técnico no haga un cambio en ¡90 minutos!
¿Por qué no hace cambios?
Contra Junior el “profesor” Insúa no intentó una variación táctica, ni replanteó su zona medular, ni refrescó la zaga; tampoco ensayó un delantero ante las infructuosas llegadas de Micolta y Nazarit.
Acaso no notó la autopista que abrió Candelo por la banda derecha, un jugador acostumbrado a otra posición. Cómo lo podía notar con su ego y su displicencia en el banco, el mismo que muestra cuando habla con la prensa.
Las alertas tempranas de este torneo llegaron cuando un equipo muy inferior como el Real Cartagena le sacó los tres puntos del bolsillo sin que a el gaucho se despelucara. Después, en una copia al carbón, contra un limitadísimo Junior, le pasa exactamente lo mismo y se deja robar el partido en el último minuto.
No hay repetición en semana, acompañamiento ni trabajo de grupo, tampoco acomodo táctico ni mucho menos cierre de partidos, eso no parece estar en su jerga de ‘che’. En suma, el onceno salta al gramado acéfalo, desangelado, amparado ahora en las ideas que nacen de los botines del ‘caracho’ Domínguez.
"Estamos mejorando"
Aa decir del presidente Oscar Astudillo al Deporcali se le ve la mejoría, pero se equivoca si cree que la hinchada seguirá comprando simulacros, aunque careza de un verdadero líder que arme el engranaje. La llamada luna de miel se puede acabar, más pronto de lo que creen.
Lo que da verdadera lástima, incluso coraje, es que por menos (¡por mucho menos!) las directivas anteriores sacaron al profesor Jorge Cruz y al profesor Arboleda, técnicos de casa con mejores resultados.
"Quizá sea verdad, el azucarero ha mejorado, pero este equipo podría hacer mucho más con otro técnico, —incluso— con un modesto técnico del rentado local"
Por ello, Insúa se tiene que ir. Si alguien ha hecho más por remarcar ese doloroso remoquete del Deportivo “Casi” es precisamente Insúa, adefesio de la administración anterior, mantenido solamente porque la clausula de destrate es bastante onerosa, y el ‘poeta’ parece tener una cara dura inigualable.
Que el Cali no tiene técnico, se sabe desde 2011 cuando Insúa despreció dos baluartes de la cantera como “Cachorro” Belacazar y Héctor Quiñones (ese lateral todoterreno de la sub20), y los sacó de la titular por razones aún incomprensibles al entendimiento humano. Ellos mismos han sugerido que el polémico técnico ya estaba pidiendo 'refuerzos de peso' para sus posiciones y quería traer algunos ‘recomendados’ de Argentina.
Ahora, podría parecer terquedad de técnico, pero recordemos que en su momento, el gaucho insistió con jugadores de pobrísimo nivel como ‘Chalo’ Martínez y Gabriel Fernández, y con formaciones como el tres atrás, y dibujos tácticos que ruborizarían a cualquier técnico amateur.
Para no ir lejos, el actual planteamiento ultradefensivo (alcanza a ser 7-1-2), cuya única táctica es un contragolpe consistente en disparar a ver qué resuelven los delanteros. La historia del buen futbol caleño ha desaparecido. Otro ejemplo, el ‘Colorado’ Cuellar, de impecable presentación frente a Once Caldas, incluso reconocido como figura del partido por algunos medios, está ahora por fuera de la titular, y sólo aparecería en el equipo alterno.
Es increíble que la junta no vea lo que pasa, aspiran a sostener al “che” hasta junio, y con los medios de la ciudad a su favor, tratarán de decirle la parcial verdiblanca que el Cali "está mejorando con cada partido" ¿Acaso cuando eso ya no sirva dirán que perder es ganar un poco?
Quizá sea verdad, el azucarero ha mejorado, pero este equipo podría hacer mucho más con otro técnico, —incluso— con un modesto técnico del rentado local que cobre mucho menos, pero que muestre trabajo, idea táctica, sentido común carisma y amor por la institución.
El Deporcali no puede volver a venderle el alma al diablo y amarrarse las manos contratando técnicos (o jugadores) que después no pueda sacar, so pena de quedar en ruina. Afortunadamente, en la Junta Directiva, María Clara Naranjo ha dado muestras de racionalidad y amor por el plantel. Ella sin duda no se dejará ‘cuentiar’ más de Insúa ni tampoco dejará que un foráneo insulte lo más sagrado del club, su historia y su cantera, para vendernos un espectáculo de quinta categoría.
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CODA: Entretanto, el humilde y trabajador técnico Jorge Cruz, quien remplazó a Bernal y apagó fuegos del pasado, en dos momentos oscuros, sigue ahora a la espera que algún equipo le dé la oportunidad de trabajar. Ironías de la vida.