Pasan los días y no se dan los pasos correctos en el gobierno nacional y el Valle del Cauca, dadas la circunstancia que en el departamento unos solo buscan tumbar al Gobernador para tener el poder regional, otros unilateralmente defendiéndose y la mayoría en el silencio mudo, tratándose de acomodar al vaivén de los acontecimientos. Por ello, el Presidente de la Republica ha dirigido mal este proceso, pues se ha cargado a uno de los sectores en conflicto.
Todo arranca en el 2008 al elegir los Vallecaucanos al joven Abadía que hubiera podido ser una promesa de la región y se dedicó a otros menesteres diferentes a la buena administración del departamento. Continua la cadena de desaciertos, el decreto que hiciera el Presidente de la Republica y el Ministro del Interior, tanto Uribe como Santos, Valencia Cossio y Vargas Lleras en la noche del 5 de Agosto del 2010 al designar a Francisco José Lourido como Gobernador del Valle, pues quedó probado en la sentencia del Consejo de Estado al decretar como nulo el articulo del decreto de nombramiento, que actuaron en abuso del estado de derecho, al vulnerar la Constitucional Nacional , que exigía el reemplazo de un mismo partido en la gobernación.
Pero el error también fue de la dirigencia empresarial, muchos medios de comunicación y sectores políticos al no solamente cohonestar con dicho abuso constitucional, si no que participaron abiertamente en la fiesta del nuevo gobierno departamental, de facto, en razón a que la carta política exige que el reemplazo de un mandatario seccional o municipal, debe tener la misma afiliación partidista.
Y profundizó el error el gobernador Lourido al despacharse con los sectores gremiales, empresariales y algunos políticos, un mandato cuyo programa de gobierno de conformidad al constituyente primario le correspondía a otra agrupación partidista. Y allí hay una responsabilidad política del Ministro de Interior Vargas Lleras, que no solamente mantuvo la decisión, si no que con soberbia le dio el aval político a Lourido para que mantuviera la guerra política de los supuestamente “buenos contra otros “malos”. Por menos han caído los Ministros de la política y el Presidente debe interpretar la sentencia del Consejo de Estado como una sanción moral disciplinaria, que se puede volver en una sanción del Procurador General de la Nación en breve y oral proceso. Pero también el Congreso de la Republica debe pronunciarse como defensor del orden constitucional ( legislativo ) y ojala sin las ataduras de la unidad nacional, que no debe servir para esconder las violaciones del ejecutivo.
Proseguimos en el mar de equivocaciones todos los Vallecaucanos al ir en la renovación del mandato departamental a una confrontación política, casi de todos contra todos. Venció el PIN pero como partido había escogido al joven Useche, sin la estructura ni la jerarquía profesional para dirigir al departamento, menos para unirlo, lo que desencadenó la última guerra política en que nos encontramos.
Llegaron los problemas fiscales y disciplinarios que ordenaron la suspensión del Gobernador Useche y la cascada de errores la remata nuevamente la dupleta Santos – Vargas Lleras, al irrespetar el mandato popular y designar a un profesional de otro partido y de otro Departamento en la dirección provisional de los destinos del País Vallecaucano, pues se vulnera el espiritu del constituyente.
Le corresponde al gobernador encargado Aurelio Iragorri Valencia hilar muy delgado sin cambios de gabinetes, no permitir más collares, ni zalamerías de gremios y políticos, actuar rápidamente en la transición, para que el Consejo de Estado determine la inhabilidad de Héctor Fabio Useche y los organismos de control definan rápidamente su sanción o él tenga la generosidad de renuncia. Seguramente se define en pocos días su caso y podrá el gobierno nacional designar un reemplazo, que ya con el garrafal error cometido con la instalación de un gobierno como el de Lourido, deberá tener el aval del partido ganador de las urnas.
Los problemas disciplinarios y penales siguen, por eso no es descartada una renuncia concertada con el gobierno nacional, en donde la grandeza regional sea el punto de partida, para que entre todos propugnemos y trabajemos la UNION DE LOS VALLECAUCANOS, de tal manera que podamos proyectar unas elecciones concertando un Candidato de consenso. Así recuperemos la paz política en el Departamento y que arranque el tren de la prosperidad. Las experiencias internacionales y de la misma violencia política de liberales y conservadores por más de 60 años (1930 – 1990), nos obliga a una paz concertada, donde no haya perdedores ni ganadores y se construya un FRENTE UNICO REGIONAL.