Los 100 primeros días de la administración Guerrero muestran que el alcalde quiere hacer el cambio de fondo en la estructura de la sociedad Caleña. Pero la mayoría de los Concejales no entienden que se está imponiendo en el mundo el buen gobierno y se resisten a que haya una transformación a la cultura política, empresarial y social de la ciudad. El balance de la necesaria coadministración Alcaldia – Concejo no es positivo, porque no hubo ninguna iniciativa aprobada en estos tres primeros meses.
El modelo de politiquería, clientelismo y corrupción generado en la búsqueda de la reelección presidencial del Presidente Uribe, que se amplió a las viejas prácticas enquistadas producto de la elección popular de alcaldes y gobernadores no lo quieren abandonar la mayoria de Concejales de Cali, lo cual ha generado un distanciamiento profundo con el ejecutivo Municipal.
Cuando Guerrero como candidato observa, que ningún partido político con asiento en el Concejo Municipal lo apoya, empieza a construir su propuesta de gobierno fundamentado en la nueva realidad social de la ciudad y en la medida que empezaron a llegar los partidos , primero el Verde, luego los amigos de Ospina y Angelino, luego parte de los Conservadores, la U, Cambio Radical y finalmente los Liberales, entendió que podía iniciar la transformación de la ciudad mediante una tecnocracia, que conjugara su proyecto social y político. Y eso es lo que está intentando sin el Concejo Municipal.
El problema: La despolitización de un gobierno
Rodrigo Guerrero ha marcado distancia con sus principales socios políticos del cabildo, es displicente, no los atiende y a través de sus subalternos Nelson Garcés y José Luis Pérez trata de recomponer las cargas. Se ha despolitizado el gobierno, no solamente con las figuras de nivel profesional en el gabinete, si no también en las subsecretarías y con la actitud del gobernante, quien busca que la relación con el cabildo sea totalmente transparente, es decir por encima de la mesa. Unas acciones que buscan una nueva cultura de lo público y así iniciar un cambio en Cali.
Indudablemente golpeó a los políticos, aparentemente sin enfrentamientos y trata de mantener la gobernabilidad, aunque no se comprometió en las partidas presupuestales de libre contratación de los Concejales, lo cual es un golpe certero a la política y al clientelismo económico contractual. Por ello el alcalde no pudo concertar una agenda con el Concejo Municipal que trascendiera el Municipio, la reforma administrativa con facultades tan necesaria para la ciudad se hundió ante la solicitud verbal, lo mismo la propuesta de reformar las ESEs.
Guerra fría
Los Concejales arrancaron una serie de debates a los funcionarios del gobierno Municipal y se gastaron 2 meses en lo que ellos creen erradamente que es ‘Control político’, discursos e intervenciones que no llegaron a ninguna parte. En ellos escuchamos que hablaron por ejemplo de “contrataciones indebidas” e incluso aluden ‘irregularidades’, pero todo se queda en palabras vacías. Hasta ahora ninguno pintó con éxito una real oposición, ni hubo decisión alguna que generara una reorientación en lo que desea desarrollar la administración Guerrero, pero a “sotto voce” se ha podido conocer que hay guerra fría.
Extras y proyectos a estudio
Los 4 proyectos presentados para una administración que arranca no son los que verdaderamente necesita la ciudad, pues ninguno hace parte de una reforma estructural municipal, pareciera de final de gobierno: Fortalecimiento de los Jueces de Paz; vigencias futuras para el basuro de Navarro, mejoramiento del manejo de recicladores – comparendo ambiental y autorización e inversión en Invest Pacific. Se escucha que ya hay voces negativas para ordenar que $300 millones del Municipio vayan a la agencia de promoción de Cali con enfasis en el Pacífico, pues la experiencia de hacerle el favor a la Cámara de Comercio para capitalizar con $3.000 millones el Centro de Eventos Valle del Pacífico fue negativa para la ciudad, la inversión fue para pagar intereses y gastos administrativos. Además lo del CEVP no fue en Cali, mal estructurado por la localización en zona industrial de Yumbo, y ausencia de capital de la Nación, que le diera la viabilidad al negocio.
Alcalde – Concejo, relación no fluida
El alcalde Rodrigo Guerrero ante la realidad fáctica que los “viejos” Concejales se apoderaron de la orientación política del cabildo, a pesar de estar los jóvenes en mayoría con 14 ediles, debe inventarse una estrategia política a fin de concertar unas líneas de acción administrativa tendiente a asegurar el buen éxito de los proyectos de Acuerdo importantes como el del Plan de Desarrollo “CaliDA” y la escision de Telecomunicaciones de Emcali. Así como va, expone a que sus Secretarios pasen trabajos, se les devuelva por falta de preparación en sus iniciativas, se les regañe y la ciudad reciba un mensaje que no es el adecuado para la imagen de la ciudad y del gobierno Municipal. Por ello, reiteramos la necesidad que el alcalde mantenga su norte filosófico y concilie con el Cabildo la coadministración para beneficio de Cali, porque Alcalde sin Concejo, no es alcalde.