Como ciudadanos pensantes nos quejamos de no tener acceso a los medios de comunicación y estamos desperdiciando estas plataformas cortesía de Silicon Valley y Harvard. Hay que hacerle competencia a RCN no agarrarla contra ellos. La mayoría de la población civil sólo tiene como referente este canal y el otro, que no es que quede mejor parado después de esto. Para ellos es la fuente más confiable, ergo, le creen. Punto.
Para cualquiera que quiera impulsar un cambio social en la población general (de su ciudad, país o del mundo entero) tendría que empezar por cambiar ese lenguaje de la prehistoria soviética (esto varía según su dogma) por uno más claro e inteligible, no se trata de poner "Uribe, paraco, el pueblo está berraco" sino "Uribe: no olvidaremos a Mario, Danilo, Hernando” “Uribe, mi contrato se vence en febrero, ¿usted me va a dar para el arrendo, la cerveza, el chicle y el bus?”
No más consignas ininteligibles. Por ejemplo, en un grafiti muy común de la era pasada se leía: “Uribe paraco el pueblo está verraco”, ahí no hay nada, no hay información, no se ofrece ninguna prueba fehaciente del hecho que el señor Álvaro Uribe es un paramilitar y de, sobre todo, por qué es esto tan grave. Cuántos de ustedes no han escuchado a una prima de la Javeriana concluyendo una discusión política con esta perla: “Bueno, sí, lo es, pero ¿y qué con que sea paramilitar?” Cuando la conversación llega a ese punto uno suele concluir por su lado con una sentencia común: “Es usted un idiota”. No creo que esta persona demuestre interés en una conversación posterior. No somos cuenta chistes, tomémonos en serio. No estamos para poesía, escribamos lo hechos, aprovechemos las paredes y el internet, escribamos en cada muro descuidado el número de muertos, fecha y beneficiarios de la masacre.
No podemos contra ellos, son más y más poderosos, pero si podremos convencerlos, eso es seguro, yo ya vi caer a unos tres en el último mes. La peor mala prensa no es la de RCN, es el boca a boca: conspiración en los buses, conspiración en las paredes, en los taxis, en los lagos de pesca, en las peluquerías y los hospitales, conspiración con la muchacha de los oficios varios de La Casa de Nariño.
Si peleamos contra ellos sólo pondremos la conversación en un terreno de guerra y no de cooperación, que es lo que debería ser nuestra relación con ellos: un acto de hidalguía en el que nosotros, que sí sabemos cómo es el maní, le informamos a ellos, víctimas de la pereza por la lectura y la investigación, el estado de las cosas, ¿y cuál es ése?, pues este desastre señores, este reguero de caca y miembros humanos. Ya casi veo bajar los cuerpos por el río Cañaveralejo, a eso le salen unas moscas, no les miento, del tamaño de un sapo.
Cómo es que dejamos que en el Facebook se reúnan más de un millón de firmas para que Juanita Kremer pele las tetas y, por el otro lado un grupo como “Queremos que se regresen las tierras a los campesinos colombianos” sólo tenga 20.000 miembros. Tenemos que ganar esto desde la razón, es la única vía, ellos son más y más malos. Hay que obligarlos a pensar, convertirse en el pesado de la familia.