Cuando miramos una obra e carácter histórico como esta lo primero que evaluamos es si la reconstrucción se llevó a cabo adecuadamente, consultando e interpretando bien los textos a estudiar. El libro nos presenta las anotaciones de viaje de Ignacio Torres Giraldo, en su estadía en una Moscú que aún no tenía idea de su futuro desplome. Un libro reeditado por la Universidad del Valle, que tuvo acceso a los manuscritos. Sin embargo, revisando los mismo vemos algunos problemas. Lo problemático de la transcripción que se hizo de los originales de 50 meses en Moscú es que no se respetó la época. No se puede uno atrever a realizar ciertos cambios sin tener en cuenta que se está tratando con un libro escrito a principios de siglo. Por ejemplo, se corrigió en el original el plural gentes, dejándolo en gente. Si bien gente es un concepto único que no permite plural, ya que la gente es una sola y ya es plural por definición, debería haberse entendido que en la época era un decir común las gentes de tal parte acostumbran tal cosa, sin que esto constituyera una falta en ese momento. Dejarlo así es mantener el texto en su estado original, en un tiempo en que se permitían ese tipo de dejos.
Otras correcciones fueron, de hecho, más inexplicables. Donde en el original decía “Para mí ese Moscú era admirable, sencillamente humano” se transcribió “Para mí era admirable, sencillamente humano”. El sujeto estaba evidenciado en la oración original, no así en la transcripción, donde fue suprimido sin razón alguna.
Hay errores de transcripción tan graves que cambian todo el sentido de pasajes enteros. Por ejemplo, en el original está escrito “no salí mal librado en los extensos informes que rendí, durante varios días” de alguna forma se transcribió lo siguiente “no salí mal librado en los extensos informes que rendí, durante varios años” El error es gravísimo, porque le cambia todo el sentido a la oración en sí misma, además de ir contra la lógica interna del texto; cuando el hombre lleva tan sólo unos meses en Moscú, presentando los respectivos informes ante la Secretaría General de la Internacional Sindical Roja, se dice de repente que lleva años haciéndolo. No tiene sentido.
En general la transcripción no es del todo atinada, no tanto por los errores involuntarios, de digitación, como por los conceptuales. Cuando se decidió corregir maneras de la época, porque ahora son incorrectas, sin tener en cuenta los años que han pasado, y el daño que dicha corrección le causa al lenguaje original de la época. Por esto la obra pierde un brillo histórico que pudo haber tejido sin problemas, tan solo conservando el estado de los acontecimientos y los detalles. Se enturbia una narración libre, que da cuenta de un mundo que para los colombianos de la época era una absoluta incógnita. Es, además, un diario de viaje, un género poco publicado y leído en estas tierras. En el que Ignacio, toma el recorrido de un loco, que va por las calles y cabarets de Moscú, buscándole 5 patas al gato. Se recomienda su lectura por placentera e informativa, sobre todo, teniendo en cuenta las luces que da sobre el imaginario del hombre colombiano de la época. Lo fácil que era asombrarlo. Tal vez esta obra no sorprenda de esta manera, pero sí se convierte en un documento único que vale la pena tener.