
Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.
Edgar Vásquez (Historia del desarrollo urbano de Cali, 1982), nos recuerda muchos hechos interesantes de la ciudad. Entre ellos, que juzgando inconveniente que la carnicería estuviera en pleno casco urbano, se dispone, en 1853, su traslado al sur a un punto denominado El Galpón, cercano a la quebrada La Sardinera, que servía para su aseo. En 1895 se inicia la construcción de una nueva plaza de mercado en la manzana donde funcionaba la carnicería El Calvario, en el sector comercial, entre las Carreras 9ª y 10 y las Calles 12 y 13 actuales, y se traslada el mercado al nuevo local, cerrado y sombrío, a donde sólo se va a mercar. Pero esta céntrica y tradicional plaza de mercado fue demolida en la década de 1960 y el expendio se descentralizó en las "galerías" satélites de, Siloé, Alameda, El Porvenir y Santa Elena. Esta última fue diseñada por Jaime Perea, quien había trabajado con el célebre ingeniero y arquitecto español, residenciado en México, Félix Candela. Pero hoy su deterioro es alarmante y la mayoría de la gente compra, que no merca, en los nuevos supermercados.
El Barrio de San Fernando, por su parte, fue el primer asentamiento suburbano de Cali, siendo construido entre 1930 y 1940 por la Columbian Holding Corporation. Pero José María Galindo Saavedra (Almanaque de los Hechos Colombianos, 1928) da cuenta de una urbanización para obreros que se está terminando con más de tres mil casas, presumiblemente en la hacienda San Fernando, al sur de la ciudad, y que se trata del mismo barrio que hoy llamamos San Fernando viejo. Su parte alta, y más reciente, fue diseñada por Karl Brunner en 1940. Allí todavía existen algunas de sus primeras casas, con lotes tan grandes, algunas, que van de una calle a otra, lo que ha permitido construir edificios bajos en sus solares, como el Edificio San San Sanfernando (tres “san” como en la canción que Lucho Bermúdez dedicó al Club en 1948), en un buen ejemplo de re densificación de la ciudad sin esas demoliciones que tanto daño le han hecho a su imagen, memoria colectiva y economía, y que el Municipio debería propiciar decididamente con incentivos como rebaja del impuesto predial, que se multiplica, y normas nuevas al respecto.
Finalmente, el colegio de Santa librada de Cali de 1938, fundado por el General Santander, y que había ocupado el antiguo claustro de Santo Domingo, pertenece a un grupo de edificios educativos y públicos adelantados por el Estado por esa época. Fue proyectado por el arquitecto, dibujante y acuarelista chileno Arnoldo Michaelsen y el ingeniero Julio Fajardo Herrera, quien hizo la primera remodelación del viejo Puente Ortiz en 1918. El pabellón central del colegio es de dos pisos con corredores con arcadas ojivales en ladrillo visto y cubiertas de teja de barro que le confieren un aspecto tradicional. Hay otros pabellones para administración y aulas especiales, comunicados por una vía que envuelve el edificio principal y reparte a su vez a los otros pabellones. El Colegio de Santa Librada es sin duda uno de los más interesantes y bellos conjuntos arquitectónicos de Cali, lamentablemente olvidado por todos pese a que sus áreas verdes podrían ser de gran beneficio para la ciudad, y que allí se podrían realizar diversas actividades culturales para los caleños.