Vida nueva
Por Héctor De los Ríos L.
La humanidad tiene necesidad de ser liberada y redimida. La creación entera y la humanidad con ella, sufre y alimenta la esperanza de entrar en la libertad de los hijos de Dios. Espera un mundo diferente y mejor, redimido de toda maldad, pero un mundo transformado se consigue sólo cuando cambie el corazón de cada persona.
A menudo la violencia caracteriza las relaciones entre los individuos y los pueblos. La pobreza oprime a muchos habitantes, las discriminaciones y persecuciones por motivos raciales o religiosos obligan a muchos a huir de sus países. El progreso tecnológico cuando se aparta de la dignidad, la solidaridad y del bien de la persona pierde su finalidad de ser motivo de esperanza y corre el riesgo de agudizar desequilibrios e injusticias.
La respuesta a estas situaciones sólo la tenemos en Cristo y en su Evangelio, que es un mensaje que “cambia la vida”, da esperanza, abre la puerta oscura del tiempo e ilumina el futuro de la humanidad (Evangelio de este domingo San Marcos 10, 35-45).
Con ocasión de la Jornada de las Misiones que celebramos este domingo, el Papa Benedicto XVI nos invita a reflexionar sobre le urgencia de anunciar el Evangelio en nuestro tiempo, porque todos los bautizados somos Misioneros!
Corramos también nosotros a proclamar que Cristo es el único Salvador. Estamos en Misión Permanente, en Misión Continental. Ayudemos también con nuestras oraciones y ofrendas a los territorios de misión.