Por José Antonio Aguilera
Amig@s caleñ@s hoy les traigo un tema que llama la atención tanto a jóvenes, adultos y los de la tercera edad, es el arte del bonsái, este se originó en China hace unos dos mil años, como objeto de culto para los monjes taoístas. Para ellos era símbolo de eternidad, el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra. Pero hay personas que también Bonsái es una palabra de origen japonés que se divide en dos partes: Bon: bandeja o recipiente chato- Sai: planta o plantación. Para lograr una mejor definición seria " árbol o arbusto con tratamiento especial, podado de tal manera que se asemeje a un árbol en tamaño natural y cultivado en un pequeño recipiente."
Durante siglos la posesión y el cuidado de los bonsáis estuvo ligado a los nobles y a las personas de la alta sociedad. Según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad. Así fue como los monjes disponían los árboles pequeños en vasijas a lo largo de las escaleras de los templos y hasta eran fuente de culto.
Es una palabra japonesa que significa literalmente bon = bandeja + sai = naturaleza (aunque etimológicamente procede del término chino 盆栽, penzai, que significa pén = bandeja + zāi = cultivar) y consiste en el arte de cultivar árboles y plantas, reduciendo su tamaño mediante técnicas, como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etc., y modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la naturaleza.
En el sur de China, este arte consistía en transmitir todas las características de un árbol desarrollado en la naturaleza a un árbol pequeño cultivado en maceta. Se buscaba reproducir estos árboles según los existentes en las altas montañas por lo cual utilizaban sólo especies que existían en los montes y que ya poseían formas especiales en su intensa lucha contra las adversidades climáticas.
Fue llevado a Japón hace unos 800 años, donde se perfeccionó y evolucionó al arte actual. Desafortunadamente, muchos de los especímenes más antiguos desaparecieron durante la segunda guerra mundial.
Un bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida. Se mantiene pequeña dándole forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada cierto tiempo, dependiendo de la especie. Si se cultiva adecuadamente, sobrevivirá el mismo tiempo que un árbol normal de la misma especie, pero si se hace de forma incorrecta, probablemente morirá.
En general, cualquier especie arbórea o arbustiva puede ser cultivada como bonsái, pero las más apreciadas por los aficionados son aquellas que poseen las hojas pequeñas de forma natural y además son resistentes al cultivo en maceta, como por ejemplo, las especies de los géneros: Acer (arce), Pinus (pino silvestre), Ulmus (olmo), Rhododendron (azalea), Ficus (higuera), Olea (olivo), Juniperus (enebro), etc.
Un bonsái suele exponerse en un tokonoma acompañado de un cartel (kakemono) y una planta de acento (shitakusa) o un suiseki (piedra-paisaje japonesa), aunque en este caso lo apropiado sería denominar a esta piedra como tenseki, ya que sólo se trata de piedras que representan la estación del año (invierno, primavera, verano u otoño) con relación al bonsái y no necesariamente tienen las características propias de un suiseki.
Cultivo
Es conveniente cultivarlos en el exterior durante todo el año. En el caso de las especies tropicales y subtropicales, éstos han de protegerse de las temperaturas bajas durante la época más fría, protegiéndolos en un invernadero frío muy bien iluminado. En todo caso, si se cultiva en el interior de casa, debe estar lejos de fuentes de calor y junto a una ventana muy luminosa, sin sol directo, sólo durante la época fría del año (otoño/invierno).
Riego
Se ha de regar cuando la superficie de la tierra comienza a secarse y de forma abundante, es decir, hasta que salga por el drenaje. Esto suele suceder dependiendo de muchos factores (época del año, clima de la zona, actividad del árbol, situación, etc.) y, por tanto, el riego puede ser necesario varias veces al día en verano o cada dos o tres días en invierno.
Se debe emplear una regadera de agujeros finos, para así aportar más oxígeno, evitar degradar el sustrato y no alterar su granulometría ni el drenaje del mismo. La primera vez, se riega para humedecer la tierra por encima y una segunda vez al cabo de unos minutos, a fondo, hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje de la maceta, evitando el encharcamiento de la tierra.
La mejor agua que se puede utilizar es la de lluvia, ya que es la que absorben las raíces de los árboles en su estado natural. Al utilizar agua de uso corriente se recomienda dejarla reposar como mínimo 24 horas, ya que de este modo gran parte del cloro y demás elementos químicos nocivos quedan en el fondo del recipiente. También es recomendable el uso de agua con un pH de 6,5.
La pulverización de las hojas sólo debe emplearse cuando se haya aplicado un tratamiento fungicida preventivo en primavera y otro en otoño, de lo contrario aparecerán los hongos, especialmente si el cultivo es en interior o invernadero.
Si la maceta está muy seca, o el agua no penetra bien en el suelo, es conveniente sumergir la maceta en agua y dejarla reposar unos minutos. No obstante, este sistema de riego sólo se debe utilizar en caso de emergencia y nunca como un método habitual de riego.
Abono
El más adecuado es el abono orgánico sólido (hechos con harinas, de soja, de sangre o huesos). Hay que abonar especialmente durante los períodos de crecimiento y formación de yemas (primavera y otoño). Si se usa fertilizante químico líquido se deberían seguir las instrucciones del fabricante, ya que si se utiliza en exceso se pueden quemar las raíces. En período de reposo vegetativo, es preciso dejar de abonar, salvo que su cultivo sea en interior. No se deben abonar plantas débiles o enfermas, ni durante los treinta días posteriores a un trasplante o poda.
Las plantas verdes necesitan tres tipos de nutrientes esenciales para florecer: Nitrógeno, Fósforo y Potasio. Muchos abonos lo contienen en diversas proporciones y diferentes concentraciones. En la lista de contenido donde las bolsas de fertilizantes se puede observar las iniciales N (nitrógeno), P (fósforo) y K (potasio) seguidas de tres números. Éstos indican la relación entre los tres nutrientes y la fuerza relativa de los fertilizantes. El número mayor señala la concentración más alta de nutrientes. Por ejemplo, NPK 6:6:6 es un abono equilibrado de fuerza moderada, mientras que NPK 20:5:5 es un abono elevado en nitrógeno que se usa en el césped. El paquete debe mostrar una lista detallada de disolución y tasa de aplicación. Es importante seguir estas instrucciones. Si se utiliza una dosis menor de la recomendada, la utilidad del fertilizante disminuye. Si se usa una dosis mayor, se podría llegar a “quemar las raíces”, lo que perjudica al bonsái. En cualquier caso, es mejor usar una dosis inferior de la recomendada. Muchos fabricantes aconsejan aplicar la mitad de la dosis y usarla con más frecuencia que ocupar una dosis grande y con menor frecuencia. Como complemento a los tres nutrientes básicos, las plantas necesitan añadir otros elementos macro y micronutrientes esenciales para que la planta crezca. Los suelos fértiles contienen pequeñas cantidades de tales elementos, pero los componentes inertes de muchos suelos de bonsáis no. Algunos abonos orgánicos proporcionan unos cuantos como magnesio, zinc y hierro, pero estos no son todos los que las plantas necesitan. Muchos abonos químicos contienen estos elementos, en cuyo caso deben figurar en la lista de contenido. Si se prefieren los nutrientes orgánicos, hay que buscar en los catálogos de los viveros para encontrar los aditivos específicos. Muchas personas suelen estar tentadas a utilizar compuestos o estiércol de granjas para abonar sus bonsáis, pero es solo recomendable para árboles bien enraizados, ya que para un árbol que inicia su proceso de enraizamiento o recién trasplantado, esto implicaría introducir agentes patógenos a un árbol confinado a un espacio tan pequeño.
Ingredientes del suelo
N: Nitrógeno: El nitrógeno es responsable del desarrollo de los brotes y del follaje, y en definitiva, del crecimiento. Poco nitrógeno puede conducir al declive de la planta; las hojas se vuelven pequeñas, deformes y con aspecto desvaído. Si no hay nitrógeno en el sustrato, la planta morirá en pocos meses. Demasiado nitrógeno, en cambio, podría resultar en un crecimiento desmedido, con grandes hojas y brotes hinchados de agua lo que, en consecuencia, los hará muy quebradizos y delicados.
K: Potasio: Este elemento es el más importante para el crecimiento de frutos y flores. Incrementar el aporte de potasio en la dieta de los manzanos y las azaleas que tienen pocos frutos o florecen pobremente, hará que aumenten su número en la primavera siguiente. El potasio también ayuda a consolidar el crecimiento lento para preparar la planta para el invierno. Una insuficiencia de potasio en las especies que no florecen tiene como consecuencia la muerte en el invierno.
P: Fosforo: El fosforo es esencial para el desarrollo y buen funcionamiento de las raíces. Se usa habitualmente en concentraciones altas en plantas recién plantadas y planteles comerciales. Además facilita el engrosamiento de los troncos y las ramas. Ayuda a establecer las condiciones apropiadas para la producción del follaje y de los brotes de flor. También mejora la resistencia de las plantas al estrés y a las enfermedades. Un crecimiento débil y el color pálido pueden ser el resultado de un aporte excesivo, o incluso de carencia de fósforo.
Oligoelementos: Conocidos también como macro y micronutrientes que resultan esenciales para las plantas. Son hierro, zinc, cobre, boro, magnesio, cloro, calcio, molibdeno, azufre y manganeso. Todos ellos contribuyen a la salud general de los árboles y la falta de estos nutrientes se refleja carencia de lustre en la apariencia y un desarrollo lento. El follaje estará pálido y crecerá débil. Entre ellos, el azufre, el magnesio y el calcio son macronutrientes y se necesitan en mayores cantidades que los otros, que son los llamados micronutrientes.
Poda
Se realizan de dos clases:
Poda drástica o de formación: consiste en podar drásticamente para darle la forma deseada. La forma de poda más drástica es la que se realiza a los ejemplares en escoba
Trasplante
Cuando la tierra se haya agotado (cada 2 ó 3 años) es necesario trasplantarlos, dependiendo de la especie y situación de cada ejemplar. Se ha de recortar a la vez parte de las raíces y podar las ramas en una proporción similar. En general, suele hacerse al comienzo de la primavera, justo cuando las yemas están hinchadas pero los brotes aún no han abierto, cortando entre 1/3 y 2/3 de las raíces, aunque puede haber casos en los que no sea necesario. Hay dos clases de raíces: las de sostén y las de alimento. Se deben cortar las primeras. Estas pueden reconocerse porque son largas y más gruesas. Las de alimento son más finas y con pequeños filamentos parecidos a cabellos. Estas no se deben cortar. Esta operación es delicada y si no se está seguro de que el bonsái sobreviva es mejor no podar las raíces o consultar con un profesional. En cualquier caso, el volumen de raíces que dejemos debe ser 1/3 superior al volumen de copa o parte aérea.
Musgo
El musgo es una parte decorativa opcional que aporta una textura sedosa a la superficie del suelo, aunque también es útil para mantener más la humedad en la tierra durante la época seca.
No obstante, aunque el musgo resulta agradable visualmente, es necesario que no cubra más del 50% de la superficie de la maceta para que las raíces puedan respirar adecuadamente y se pueda realizar un riego correcto observando la situación en la que se encuentra la superficie de la tierra. En ningún caso se debe cubrir parte del tronco.
Clasificación por estilo
Árboles Bonsái con variedad de diferentes estilos en Sídney, Australia.
De acuerdo con su estilo los bonsái se clasifican en:
Chokkan (直幹?) – Es el clásico estilo vertical formal de tronco recto, con la usual silueta triangular.
Moyogi (模様木?) – Estilo vertical informal donde se reconoce la silueta triangular pero el tronco es sinuoso.
Shakan (斜幹?) – Estilo de tronco inclinado no más allá de 45°, reconocible la silueta triangular.
Kengai (懸崖?) – Cascada, el ápice del tronco se encuentra claramente bajo el borde de la maceta. Es equivalente a un estilo vertical puesto cabeza abajo.
Han Kengai (半懸崖?) – Semicascada, el ápice del árbol se encuentra debajo del límite superior del vaso pero por encima del fondo de éste.
Fukinagashi (吹流し?) – "Barrido por el viento". En este estilo se simula los árboles que han crecido en la cima de una montaña dominada por vientos fuertes que soplan siempre en la misma dirección. Toda la masa del árbol se encuentra inclinada hacia a un costado.
Neagari (根上り?) – Raíces expuestas, usando cualquiera de los estilos de tronco descritos pero donde las raíces del árbol se encuentran visibles, usualmente sobre una roca. El tridente que se muestra en la primera imagen de este artículo corresponde a este estilo.
Bunjin (文人?) – Busca simular la caligrafía oriental, es de origen chino y se caracteriza por tener un tronco muy esbelto y una copa casi nula (solamente en el ápice del mismo).
Yo me quede fascinado al ver estas técnicas y artes antiguas de oriente, entonces quiero amig@s lectores, si les interesa o ya tienen o tenemos nuestros bonsái sigamos el camino básico, para empezar con el arte del bonsái. En un comienzo visite un invernadero y me dieron algunas pautas y consejos sobre este trabajo. Tome como primera planta para formar un bonsái a un lapacho. Un consejo, si alguno va a un invernadero a buscar una planta para hacer su propio bonsái tiene que mirar sus características , ya que algunas solamente se adaptan para ser un bonsái propiamente dicho, es decir el espécimen no va a morir, pero, no va a lograr un buen estilo como uno con ramas más abiertas y bien presentado. Hay personas que crían su propio bonsái de semilla para ir moldeándolo desde pequeño, a mi punto de vista no es una mala idea, pero hay que ser paciente, ya que no se van a ver resultados a la proximidad. Otra técnica por elegir es el esqueje de ciertas plantas, este se lo consigue cortando una pequeña rama o un tallo de una planta (de la que uno quisiese), y dejarla enraizar y tomar fuerza, y luego trasplantarla a una maceta de bonsái. Lo principal de este arte es la “paciencia”, ya que no es como un brote de una flor o de vegetales, esto es más lento, pero es fascinante a mi manera de ver, es un arte que puede ser pasado de generación en generación.
Para los que recién empiezan y les gusta yo les recomiendo una planta el ciprés, plantas cítricas, de este estilo, ya que son plantas más resistentes y de mediano crecimiento con respecto a la velocidad a mi entender. Luego podrán ir tratando con plantas que desean. Como fertilizante natural para la planta se puede utilizar la llamada “turba”. En la próxima semana tocare el tema de las clases de bonsái.