Redacción ciudad
Para los estudiantes de las carreras afines al arte y las humanidades, Univalle se ha convertido en un punto de encuentro para dejar atrás la pequeñez de sus cajones rígidos, donde estudian, sin los espacios abiertos y la permisividad racionalista de la universidad pública colombiana.
“Sin duda alguna el hecho de que los estudiantes de otras universidades vengan a nuestro campus se debe a que nosotros contamos con espacios y eventos culturales masivos, que pueden disfrutar todos los estudiantes y habitantes de Cali, porque en su mayoría estas ofertas son abiertas a todo público y porque, además, nuestra institución tiene un carácter público que no debe dejar pro fuera a ningún ciudadano”
Un miembro de la empresa de vigilancia privada que cuida algunas de las dependencias de la Universidad dice que no existe una sensación de inseguridad dentro del campus: “Nosotros estamos encargados de unas funciones específicas. Por ejemplo, si a mí me toca el 384 en el turno de la tarde, y veo a muchachos, no sé, fumando en la parte de atrás, no he recibido orden alguna de hacer algo. Mi función se limita a la salvaguardia del edificio”
Es claro que no es diferente el estatus de institución universitaria que tiene la Universidad del Valle, respecto a las otras. Así, uno puede observar que en instituciones como la San Buenaventura la entrada es altamente restringida, y la única forma de acceder a las instalaciones es presentando un carnet o con la invitación expresa de alguien vinculado a la institución. Se entiende el comportamiento anterior por el hecho de ser una universidad privada, que, entre otras cosas, no ofrece la misma cartelera cultural ni de otros servicios a la comunidad., restando excusas a los esporádicos visitantes.
La entrada restringida ayuda a las universidades privadas a ejercer cierto tipo de controles en sus estudiantes. No hay multitudes, los espacios son confinados entre rejas o ladrillos. El modelo de vigilancia es diferente porque no hay movimientos estudiantiles que lo deslegitimicen o que coarten su acción.
La Universidad del Valle cuenta con un cuerpo de vigilantes desarmados, que ya han tenido en el pasado problemas al enfrentar atracadores con pistola que han logrado ingresar al campus. Al margen de estos hechos poco frecuentes la medida de no portar armas de fuego es bien recibida dentro del campus. Se debe a un espíritu de invulnerabilidad que se ha creado dentro del campus de Meléndez, en el que los estudiantes y trabajadores viven en un espacio perdido dentro del mapa de muertes violentas de la ciudad, en el que no tiene cabida, ni siquiera en la imaginación, el ambiente de violencia que perdura en el resto del país. El único miedo constante es el de la reacción de la policía a la protestas estudiantiles, que ha dejado varios muertos, pero que representa una situación sui generis entre las estadísticas homicidas de Cali. En suma, existe un ambiente de seguridad absoluta dentro del kilómetro cuadrado que comprende los terrenos de Univalle.
Esa misma sensación de seguridad cobija a los que utilizan ciertos espacios del campus para el consumo de alucinógenos. La discusión es eterna, y abarca desde los derechos constitucionales básicos hasta estudios neurobiológicos a largo plazo cuyos resultados se han contradicho durante décadas. Las universidades públicas del país han sido históricamente permisivas con el consumo de marihuana, así con nombre propio, dentro de los campus universitarios. En la Universidad tecnológica de Pereira se despejó una zona, en la que además se construyó una estructura que hiciera más placentera la estadía de los sibaritas orgánicos. En la Universidad nacional de Bogotá todos saben en qué grupo de árboles de la zona verde adjunta a la plazoleta Che Guevara se vende qué tipo de yerba y a cómo.
El miedo constante de los consumidores de ser arrestados o amenazados (asesinados) por grupos de limpieza social desaparece dentro de la Universidad del Valle. La paranoia asociada al consumo se controla y existe un ambiente que pudiera ser interpretado por algunos como propicio para el pensamiento profundo o la asociación libre y acelerada de de imágenes o ideas.
Las directivas que planifican el futuro de la universidad deben basarse en hechos científicos a la hora de tomar una decisión. Es cierto que Univalle ofrece una alternativa en la que la libertad de elección está garantizada, incluso en niveles en los que se choca con los códigos penales que rigen el resto del país. Y es cierto que esas libertadas son escasas. Sin embargo, esta posición supremo de libre albedrio puede tornarse una epidemia de cáncer de pulmón o en una esquizofrenia colectiva.