En una ciudad como Cali, que diariamente recibe a ocho personas desplazadas en promedio, el desempleo y la informalidad son más elevados que en muchas de las grandes ciudades del país.
En el tema del desempleo, Cali con un 14, 2% de acuerdo con el último registro del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas), se aleja de ciudades como Barranquilla que tiene 8%.
Por Oscar López Noguera
Comunicador Social – Periodista de la Pontifica Universidad Javeriana de Bogotá – Ganador de 20 premios de periodismo.
Diariamente quienes llegan a engrosar un conglomerado que se debate entre el desempleo, y de otra parte la informalidad como única alternativa para sobrevivir en esta ciudad, están planteando una problemática social, cuyas consecuencias se reflejaran con mayor fuerza en esta ciudad en 10 años cuando dos generaciones de “informales” saldrán de las calles, sin pensiones de jubilación, seguros de ninguna índole o cualquier protección social.
Más allá de las estadísticas que indican que en esta capital,alrededor del 80% de los trabajadores ocupados son por cuenta propia o empleados particulares, y en donde la tendencia a partir del 2007 es de un aumento en el número de empleados por cuenta propia, se puede tipificar el perfil de los informales.
En este grupo integrado por aquellos que no tienen un contrato escrito o verbal, y que no están afiliados a salud o a pensión, en su mayoría están en el rango de edad de 35 años en adelante, el empleado informal típico de Cali es cabeza de familia, jefe de hogar o conyugue; tiene educación secundaria incompleta, trabaja por cuenta propia en empresas unipersonales del sector terciario, especialmente en el comercio. Tiene ingresos inferiores a dos salarios mínimos, no está afiliado a un fondo pensional, no dispone de seguridad social en salud, no tiene contrato laboral escrito y trabaja primordialmente en una vivienda o en sitios diferentes a local fijo.
Esta tipificación incluye a un fenómeno propio de la informalidad como es el crecimiento del número personas que ante la falta de oportunidades, toma sus ahorros y monta una venta de arepas, que por lo general está ubicada en la entrada de sus casas.
De otra parte está el aumento en calles y avenidas de personas, especialmente hombres mayores de 40 años de edad cuidando carros en bahías o incluso en vías públicas: estos son los trapitos rojos.
Caliescribe.com realizó un recorrido por esas calles caleñas, en las que un sudor o un trapo descolorido se transforman en el sustento de quienes se cansaron de caminar con una hoja de vida infructuosamente.
Ver crónica: Cali, el desvare entre trapitos rojos y ventas de arepas. (sí, su servidor no carga el recuadro del vídeo, le recomendamos actualizar esta página)
El rebusque o el desvare, tiene en el mes de diciembre un mayor énfasis, pues las calles del centro caleño se transforman en un hervidero por el que es difícil transitar, y en el que se configuran las ilusiones de muchos de los desempleados o informales, de ajustar el dinero para cerrar su año.
Por ejemplo caminar desde el CAM (centro Administrativo Municipal), hasta la Plaza de Caicedo se transforma en un estrecho pasaje, en el que se encuentra especialmente vendedores de minutos de celular, despertadores, juguetes, DVD piratas, cuchillas de afeitar, camisas chinas, y quienes se pelean cada metro cuadrado con yerbateros, emboladores. Todo ese grupo de personas que viven inmersos en la informalidad, se han convertido en el objetivo de actividades irregulares como la de los prestamistas conocidos como “gota a gota”; así como el de las redes de contrabando que irrigan y mueven el mercado de la informalidad al que llegan especialmente compradores, que también manejan o producen en sus vidas “la informal”.
En este mundo de la economía informal también proliferan yerbateros, quienes a todo pulmón ofrecen las soluciones a la diabetes o al mal de ojo, y que también pelean su espacio con estatuas humanas y en los últimos días en los grupos de bailes de chirimías, también llamados “diablitos” que bailando acompasados se dedican a pedir una moneda en el centro de la capital del Valle del Cauca.
En esta “corriente” dedicada al rebusque se han ido incorporando personas que estando empleadas se sienten menospreciadas, porque no les reconocen sus capacidades o porque no reciben los ingresos que esperaban y en términos subjetivos, no están siendo bien aprovechados en el mercado laboral.
Por esas calles del centro, que en la medida en que llegue las fiestas decembrinas se van llenando de “vendedores de ilusiones”, nuestras cámaras realizaron un recorrido para conocer de primera mano el rostro de la “informalidad”
Ver crónica: Entre el rebusque y el 'agachese' trabajan muchos caleños en el Centro de la ciudad. (sí, su servidor no carga el recuadro del vídeo, le recomendamos actualizar esta página)
En Cali hay más de 100 cruces semaforizados, de estos por lo menos el 95% tiene en sus alrededores, personas pidiendo un apoyo económico con todo tipo de manifestaciones; algunos dejan las cajas de chiclets en las ventanillas de los carros, otros arrojan fuego por sus bocas y los más osados, salen en grupos de cuatro a realizar rutinas de gimnasia.
Todos están motivados por un factor de informalidad que hace parte de un entorno complejo. Y en este panorama no pasa desapercibido el hecho de que Cali se esté convirtiendo en la escala preferida de aproximadamente 80 artistas callejeros, que se pelean cada cambio de luz con los habitantes autóctonos de la informalidad semaforil.
¿Qué se dice en los semáforos? ¿Cuál es la opinión de los extranjeros que llegan a rebuscársela a Cali? Preguntas que son respondidas en nuestra siguiente crónica.
Ver crónica: Los semáforos de Cali y la informalidad. (sí, su servidor no carga el recuadro del vídeo, le recomendamos actualizar esta página)
En Cali cada vez que un taxista es herido en un atraco o por cosa del destino, muere, sus compañeros tienen que dedicarse, en la gran mayoría de casos a organizar rifas, colectas y otras iniciativas para poder auxiliar a sus familias, ya sea en los costos de una hospitalización o de un entierro.
Uno de los sectores más fuerte en la economía informal es el de los taxistas; por lo general no son propietarios del carro que conduce y deben cerrar el día con entregas a los propietarios estimadas en $70.000 diarios, lo que sobre es para ellos. ¿Podría ser esta situación menos informal?
Este es un interrogante que se hacen taxistas de 60 años de edad que está perdiendo su capacidad de reacción para conducir un auto, pero quien no cuenta con ningún tipo de respaldo, una vez decida retirarse de las calles.
Ver crónica: 3000 conductores de taxis viven en la informalidad. (sí, su servidor no carga el recuadro del vídeo, le recomendamos actualizar esta página)
La estructura productiva de Cali ha mostrado fuertes cambios en la última década, existe una tendencia creciente a ocuparse como cuenta propiay en actividades terciarias, especialmente en el comercio, entre otras.
El análisis del desempleo, la informalidad, el subempleo, deben hacer parte de una agenda de ciudad que propende por el desarrollo de políticas de formalización, que le pueda ofrecer a muchas de estas personas que se disputan un salario que no existe, y unas condiciones de vida a las cuales les es cada día más difícil acceder, un horizonte diferente.