Vida Nueva
Por Héctor De los Ríos L.
Juan Bautista fue un profeta que inició su misión poco antes de Jesús. Era hijo de Zacarías e Isabel. Su predicación tuvo gran éxito y atrajo a una multitud de personas. Era austero y su mensaje incitaba a la penitencia y a la conversión. Su voz era libre, sincera y exigente. También hoy la voz de Juan nos invita a preparar el camino del Señor y a enderezar lo torcido de nuestra vida. Hay muchos caminos bloqueados por nuestro egoísmo, que hacen imposible la armonía, la justicia y la alegría. No es posible ver la salvación de Dios si el corazón está endurecido por el pecado, el vicio, el mal.
La voz del profeta en este tiempo de Adviento es un reto para todos. Y no se puede ver la salvación de Dios si no hay conversión ni deseo concreto de compartir y ser solidarios.
Necesitamos cortar con todo lo que nos hace daño. Hay que enderezar los afectos equivocados de nuestro corazón. Debemos erradicar el vicio, el odio, el orgullo y la venganza. Conviene alejarnos de la codicia, controlar el impulso de la carne, ser fieles y responsables en el matrimonio. Y sobre todo, ajustar nuestras relaciones con Dios y con nuestro prójimo. Hay que preparar el camino del Señor y hacer que nuestros caminos sean sus caminos. Sólo así podremos ver toda la salvación de Dios.
Que María Inmaculada cuya fiesta celebramos este 8 de diciembre nos ayude a prepararnos como ella lo hizo para recibir al Señor que viene a nosotros en esta Navidad.