Las reformas que darán por terminada la depresión vehicular de la avenida del río están bastante lejanas. La obra no ha podido ser terminada y su ubicación hace que los estragos causados por esta demora se magnifiquen. ¿Desde cuándo una obra de esa envergadura se realiza con el ánimo de acabarla lo más pronto posible? ¿Alguna vez, en la historia de la megaconstrucción vallecaucana, a algún contratista le ha interesado reducirlos costos de producción, contratación y alquiler/mantenimiento de equipos?
Es claro, no hay una cultura de la eficiencia en las construcciones destinadas a favorecer el nivel de vida de las personas. La Megaobra anunciada por el anterior alcalde, Ospina, que buscaba crear un espacio peatonal en el corazón de la ciudad adoleció de los mismos problemas que las demás Megaobras.
La alcaldía de Cali habilitó la zona para ubicar en ella las tradicionales tascas, que han pasado por parques del norte y sur de la ciudad. La decisión se compadece con la necesaria inauguración que una obra que demoró tanto en estar a punto (y aún no lo está). En dicho lugar es imposible señalización básica en idioma inglés. Hablamos de este idioma porque es el estándar de entendimiento internacional, no sólo a nivel diplomático y mercantil, sino incluso urbano.
En la zona de Granada, que según planeación municipal y los gremios de diversión nocturna debería convertirse en un polo de desarrollo nocturno en el que los visitantes atraídos por el resto de la ciudad, van a pasar sus noches de estadía. El sitio es sin embargo un poco confuso para cualquier extranjero ya que hay poca señalización bilingüe.
Es normal que en ciudades que quieren ser un destino, en plan de turismo o negocios, se construya un ambiente propicio para el visitante extranjero o nacional, que sin perder los valores autóctonos, generan un ambiente cosmopolita, en el que, al menos, se pueda entender la ciudad.
En New York se pueden encontrar casi tantos letreros informativos en español como en inglés. Esto se debe a que ellos han entendido que la necesidad más inmediata de comunicación era con sus propios habitantes, unos que en el caso particular de la gran manzana son bastante complejos, debido a sus múltiples orígenes étnicos y culturales. En Cali el caso sería al revés, no tenemos una nutrida colonia extranjera, no por lo menos de un etnia en espacial, como para diseñar todo un sistema infográfico que les haga la ciudad más fácil.
Pero si tenemos intensiones de convertirnos en un destino turístico, una con ciertos dotes culinarias, por ejemplo. Ya que la oferta gastronómica de calidad es un requisito pata toda ciudad que quiera convertirse en una parada, sin importar de qué clase de turismo se esté hablando,
“En Cali no encuentro una manera de guiarme. No es fácil sino estás acostumbrado a hablar español. Una amigo austríaco estuvo hace dos semanas acá, decidió salir a caminar por la calle y no encontró una guía. No le fue fácil acceder a un mapa de la ciudad. Yo llevo 4 años acá y al comienzo tuve la misma dificultad.” Mark Perry es un inglés que trabaja en un instituto de idiomas al sur de la ciudad. Como otros, él debe enfrentarse a una ciudad que no es incluyente con las minorías extranjeras, en las que se deposita la esperanza de todo el aparato hotelero y los negocios derivados del turismo.