Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
Uno de los más bellos atractivos de la ciudad indudablemente es su frondosa belleza arbórea. Pocas ciudades poseen condiciones climatológicas que permitan la convivencia de la naturaleza con un desarrollo urbanístico en forma armoniosa y agradable. Los grandes samanes y ceibas vallecaucanos, extendiendo generosamente su sombra, son refugios de paz y tranquilidad para el transeúnte. Las palmas, por su gran altura, sirven a los viajeros en identificar parajes y son estandartes de la región. Gualandayes, acacias, tulipanes, entre otros, ofrecen un bello colorido en su floración, complementados, en el temprano anochecer y el alba de madrugada, por la suave y dulce esencia de jazmines.
Una vez agotado el espacio urbano del centro tradicional se construyeron puentes sobre el rio Cali permitiendo el desarrollo de la ciudad hacia el norte y oeste. A diferencia de su centro, empezó la ciudad a disfrutar su riqueza arbórea, sembrando en los barrios aledaños al antiguo Batallón Pichincha y sus nuevas avenidas las alamedas que aun conviven con el urbanismo de la ciudad. Los barrios del sur y oeste, San Fernando, Centenario, Peñón, Santa Teresita y Santa Rita, entre otros, continuaron el desarrollo armonioso con su entorno natural y siguieron el diseño de plantar los bellos arboles que hoy disfrutamos.
El antiguo camino real que conducía de Cali a Popayán, jalonado por las haciendas del sur y el Club Campestre, se fue poblando y en su trazado se sembró la mas bella arboleda que hoy atraviesa hermosamente el recorrido del MIO. La Calle Quinta, convertida en Carrera Cien, después de atravesar el rio Meléndez, es una de las principales arterias de la ciudad. Sin embargo se requieren soluciones viales en algunos cruces para permitir la fluidez de tráfico en este bello entorno natural.
De las principales soluciones, incluida en el paquete de mega obras, esta el cruce de la Carrera Ochenta, en el vértice nororiental del batallón Nápoles. Para infortunio de la ciudad se conoció recientemente que aun el Ministerio de Defensa no ha otorgado ni realizado las cesiones que le corresponde para la solución vial requerida. Es el momento que la ciudadanía se pronuncie, no solamente por la necesidad del bien común por encima del bien particular del ejército, sino mantener en su diseño el entorno natural que hoy se disfruta. Es importante introducir en futuros diseños mas hundimientos de las vías en vez de pasos elevados que niegan la visual panorámica de la belleza natural de nuestros arboles. Los diseños, igualmente, deben contemplar e incluir jardines que resalten las plantas ornamentales propias de la región.
Iguales diseños, con énfasis en hundimientos y jardines, respetando la alameda de la Quinta/Cien, deben primar en las soluciones propuestas de las intersecciones con la Avenida Pasoancho (Calle 13), otro bello bulevar perfilado por palmas y arborizada ciclo vía, la salida de la Avenida Cañasgordas (Calle 16) y la solución integral de la Avenida Simón Bolívar en la salida a la vía Cali-Jamundí, bello y recóndito lugar natural, propicio para diseñar un espejo de agua, rodeado de arboles que brinde además refugio a las aves migratorias y otras especies de nuestra rica fauna.
Como ciudadanos debemos exigir el respeto a la naturaleza para conservar el bello, envidiable y exclusivo legado que el Creador concedió a esta inolvidable región. Por ello el diseño de la ciudad debe ser concordante con su entorno. En el desarrollo de estudios, diseños y proyectos de ciudad hacemos un llamado para que las autoridades de planeación exijan un alto componente medioambiental para darle continuidad a la arborización ornamental de las avenidas, las soluciones viales, los parques, las zonas verdes, plazoletas y trazados de corredores del transporte intermodal masivo.
Las ciudades europeas, en primavera y verano, se convierten en jardines florecidos para el disfrute visual de residentes y visitantes. Sus parques, rotondas y plazas públicas son adornados y embellecidos ofreciendo un remanso sensorial.
Como dirían mis sobrinos arquitectos, con referencia a las obras que ellos diseñan; “. . .además de funcionales y prácticos, los diseños de cualquier obra también deben ser bonitos y bellos. . .”