Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
Desde finales de la década de los sesenta cuando la ciudad inicio un acelerado proceso urbanístico hacia el sur, la ciudadanía ha venido exigiendo a Empresa Municipales de Cali ser consecuente con su desarrollo. Las administraciones fugaces de los alcaldes nombrados, quienes a la vez seleccionaban el Gerente General de Emcali, no permanecían suficiente tiempo para definir y dejar plasmado planes a largo plazo.
La empresa había comprometido recursos en consolidar las tres plantas existentes, Rio Cauca, Puerto Mallarino, con recursos hídricos del rio Cauca y San Antonio captando del rio Cali. Insensato ha sido el costo de bombear aguas en contrapendiente hacia los barrios del sur a un mayor costo, cuando la lógica era generar nuevos acueductos en el sur.
Infortunadamente para la ciudad, en las ultimas decadas, se gestó la ocupación de terrenos bajos del otrora distrito de riego, humedal, amortiguador de aguas lluvias y antiguas madres viejas del rio Cauca, conocido como Distrito de Aguablanca. Con el fin de atender este fenómeno de expansión urbana, que nunca fue planificado, se comprometieron recursos presupuestalmente asignados a otros frentes, desestabilizando la débil planeación y estructura de EMCALI
Una de las zonas mas afectadas por este fenómeno expansivo, indudablemente fue el desarrollo planificado y ordenado del sur. Se dejó que esta zona, en especial Pance, se surtiera de aljibes o pequeños acueductos privados como el Retiro o Cañasgordas, que captaban aguas del rio Pance para satisfacer las necesidades de agua potable. La demora en construir el canal interceptor de los ríos Meléndez y Lili, conocido como CVC sur, limitó la posibilidad de conectar los barrios del sur al sistema de alcantarillado. Cada casa, parcelación o urbanización construía pozos sépticos, algunos deficientes que contaminaban algunos acuíferos. El alcance y viveza cortoplacista de los urbanizadores no invirtió recursos ni para canales de aguas lluvias ni andenes. La administración municipal dio la espalda, acolitando la ineficiencia de EMCALI, congelando el límite urbano y área mínima de los lotes creando múltiples soluciones puntuales desintegradas a las redes de servicios de la ciudad.
Igual suerte sufrió la infraestructura vial. Se exigía la pavimentación de media calzada enfrente del desarrollo, con especificaciones que variaban según criterio del inspector de turno. Las vías interbarriales jamás fueron pavimentadas. En las vías arterias, la única responsabilidad municipal pavimentada, se dejaron espacios amplios para futuras ampliaciones, que nunca se acometieron.
Desafortunadamente para la ciudad y la expansión del corredor Cali-Jamundí, EMCALI continúa con el mismo criterio equivocado, careciendo de una planeación integral, futurista y de ciudad. El modelo tercermundista adaptado para los planes parciales actuales sigue siendo el mismo de los últimos cuarenta años. Consiste en obligar al urbanizador a dotar de servicios públicos el desarrollo, efectuando y comprometiendo EMCALI el mínimo esfuerzo de recursos. Bajo este criterio absurdo, equivocado y miope, esta importante zona de desarrollo, de aproximadamente 1700 hectáreas, continuará con especificaciones de ciudad extensiva, edificaciones de baja altura, vías angostas para el tráfico vehicular que debe soportar y cuellos de botella en las interconexiones con las vías arterias. Un área de este volumen debe ser dotada de una planta de tratamiento de aguas residuales. Se requieren nuevos desarrollos en acueductos, aprovechando el rio Pance, en vez de seguir bombeando en contrapendiente aguas con altos niveles de turbulencia en épocas de lluvia de las plantas existentes, fenómeno que se ha convertido en un diario vivir caleño. Debe dotarse de infraestructura en preservación de humedales para amortiguar el exuberante régimen de lluvias en épocas de invierno. Soñar una ciudad grata, generosa y agradable para el peatón atravesada con frondosos senderos arborizados puede ser realidad.
La oportunidad histórica del ordenamiento previsto bajo la herramienta del POT a discutirse este semestre, debe contemplar, además de la necesidad de obligar a la planificada dotación de servicios públicos básicos, la construcción de grandes vías arterias interconectas a los sistemas de transporte masivo. Deben acometerse las obras de continuidad de la Avenida Ciudad de Cali, el par vial de la Calle 25 y 26 y las soluciones viales sobre la Panamericana, en el vértice de la Avenida Simón Bolívar con Calle Cien, el cruce a Puerto Tejada, la Avenida El Banco, la salida del Cementerio Metropolitano. Imperativo el despeje del corredor férreo para dar continuidad al tren de cercanías. Todas estas obras de envergadura, podrían contar con recursos de cofinanciación entre la banca multilateral, como ejemplo de ciudades sostenibles, la Nación, el Departamento, el Municipio y los urbanizadores.
La ciudad soñada por el cívico alcalde Guerrero y su staff de planeación se recibirá con mucha expectativa y se pondrá a prueba con la formulación del Plan de Ordenamiento Territorial.