Leidy Johanna García
Comunicadora Social
Este fin de semana se refuerzan los controles de seguridad en la Capital Vallecaucana por motivo de la celebración del día de los padres, fecha en la que los reportes históricos demuestran un incremento en homicidios y casos de lesiones personales producto del descontrol en el consumo de alcohol. Aunque son muchos los que festejan esta especial fecha, las estadísticas demuestran que son pocos los que se ganan realmente el reconocimiento de ser padres en la ciudad de Cali, y como caso contradictorio quienes tienen el mérito suficiente para festejar este día, no consumirán alcohol en exceso porque reconocen las fatales consecuencias que esto puede traerles. Es muy preocupante el crecimiento en los últimos años de los casos de familias disfuncionales en los que la ausencia de la figura paterna es un común denominador. Si se reforzara la responsabilidad de los padres no serían necesario para esta fecha el plan desarme, el toque de queda, y el patrullaje de la fuerza pública porque los índices de delincuencia no estarían fuera de control como lo están en este momento.
Una de las problemáticas ya identificadas de la ciudad ha sido precisamente la falta de control sobre las nuevas generaciones por parte de las propias familias, los colegios, las correccionales y la comunidad en general, este no es un hecho aislado de la irresponsabilidad con la que muchos progenitores han dejado de asumir el rol que les corresponde. Dentro de las carencias de los padres en la sociedad actual está el no reconocimiento de los hijos, la inasistencia alimentaria, el mal ejemplo, el maltrato, la permisividad, el abandono entre otros. Hasta el año 2011 la Fiscalía General de la Nación había manejado más de 1.800 casos denunciados en Cali de los más de 110 mil atendidos a nivel nacional por paternidad irresponsable en los que se incumplía con el suministro básico de los alimentos y hasta el año inmediatamente anterior fueron recibidas alrededor de 2.150 denuncias. Aun cuando existe una sanción penal que reglamentan que la persona que incumpla con sus obligaciones alimentarias “incurrirá en prisión de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses y multa de trece punto treinta y tres (13.33) a treinta (30) salarios mínimos legales mensuales vigentes”asimismo, el Código Penal también indica que “si el delito de inasistencia alimentaria se comete contra un menor, la pena será de treinta y dos (32) a setenta y dos (72) meses y la multa será ente veinte (20) a treinta y siete punto cinco (37.5) salarios mínimos legales mensuales vigentes”, un así no se hace justicia con este tipo de sanciones si se tiene en cuenta que más allá que la alimentación los hijos necesitan del apoyo y la oportuna orientación.
En años anteriores se dieron a conocer cifras de más de 1.924 menores que fueron maltratados o sufrieron negligencia por parte de sus propios progenitores, el 85% de los casos de vulneración de los derechos de los niños se da cuando a causa de paternidades irresponsables los niños deben quedar en manos de padrastros o madrastras siendo el abandono por parte de las madres un número menor de casos. En Colombia se ha hecho parte de la cotidianidad que de los 47 millones de habitantes haya cerca de 9 millones 400 mil que han crecido sin saber quién es su padre. La paternidad irresponsable ha superado en denuncias otros delitos como los homicidios, el narcotráfico e incluso el secuestro, pero no por ser el más denunciado es el más atendido, por el contrario queda en la mayoría de los casos en la impunidad. Aunque hay madres que también cometen este delito la Fiscalía General de la Nación reveló que el 97% de las denuncias es por los padres, y sólo el 3% por las madres y de las conciliaciones que se hacen con los infractores de la ley sólo un 56% cumplen los acuerdos y sólo un 5% de los casos terminan en condenas. A nivel nacional Cali ocupa el primer vergonzoso lugar de casos reportados.
En conclusión el llamado es para que se disminuya la delincuencia juvenil causada por los padres que dañan el núcleo familiar, desintegran la armonía, desestabilizan a los menores, abandonan y rechazan sus responsabilidades y le dejan a la sociedad un problema incontrolable de adolescentes que no reconocen la autoridad y reflejan la violencia de la cual fueron víctimas por parte de quienes debieron haber sido siempre sus protectores. Se reconoce que no todo es malo, también se reconoce la labor de aquellos quienes desde la sencillez de su trabajo dan lo mejor para seguir formando a los futuros ciudadanos que con los valores inculcados por sus padres cambiaran realmente la cara a la región, pero no basta con unos pocos casos ejemplares, la sociedad no puede seguir dejando en la impunidad la irresponsabilidad y se deben tomar medidas más extremas que permitan velar realmente por el respeto de los derechos de los niños, la familia debe volverse a constituir a pesar de las dificultades para aspirar realmente a una mejor ciudad.