Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
El desplazamiento de la población rural hacia los centros urbanos es un fenómeno global que impacta negativamente el ordenamiento territorial de las grandes urbes. La problemática de la India, las favelas de Brasil, los asentamientos informales en el Distrito Federal de México son producto de migraciones desplazadas, que han abandonado sus tierras en búsqueda de mejores oportunidades en la ciudad o en el caso específico colombiano huyendo del conflicto armado. En este sentido Cali, en los últimos cincuenta años, ha crecido poblacionalmente por ser receptor de la migración de zonas costeras del abandonado Pacifico y los departamentos del sur que han presenciado la guerra interna del conflicto histórico que abarca varias generaciones.
El uso de la fuerza pública ha fracasado en su intento de controlar el fenómeno ante la aparición permanente de nuevas zonas de invasión. El Distrito de Aguablanca, receptor de grandes inversiones en regularización, titulación, acometida de infraestructura urbana y de servicios sigue siendo un gran destino del fenómeno de asentamientos informales. Lo que se hace en un frente vuelve y se repite en otro. Mientras la administración municipal continúa realizando enormes esfuerzos en reubicación de zonas de protección del jarillón del Rio Cauca, el sector de las lagunas del Pondaje sigue siendo el sitio preferido de nuevas invasiones.
La falsa promesa de Cali como capital ejidal del continente con grandes extensiones de bienes públicos para los destechados ha sido un sueño colonial de insulsa realización. Veinte años después de haber recibido en la primera administración del actual alcalde Guerrero, 2.200.000 metros cuadrados del ejido de Meléndez Sur, aun no se ha colocado el primer ladrillo. Con esta extensión, es una de las pocas ciudades en el mundo que poseen un banco de tierras con capacidad para solucionar, en parte, la problemática de los asentamientos informales.
Seis administraciones municipales de diferentes vertientes políticas, con diversos actores, con fundamentadas políticas de estado en impulsar vivienda prioritaria y social, con recursos en subsidios de vivienda, un sector fundacional y académico que ha estudiado y diagnosticado el fenómeno hasta la saciedad, no han ejercido una dinámica política de vivienda social de positivo impacto para la ciudad.
Planeación Municipal continúa trazando, dibujando y soñando en grandes zonas verdes de protección de las laderas de la ciudad, limitando la construcción y ordenamiento de vivienda informal, considerando la topografía como de alto riesgo y amenaza, cuando una simple perspectiva disponible en Google Maps (versión 2012), muestra una ladera totalmente poblada. La responsabilidad social parece ser ajena al tecnicismo de ese órgano de Planeación. El ahogado no hay que buscarlo aguas arriba. La solución y el diagnostico es diferente. Medellín, que igualmente sufre del mismo fenómeno, ha formalizado asentamientos irregulares, en topografía más agreste que la nuestra, reubicando en el mismo sitio, en altura, dotando de zonas de esparcimiento e infraestructura urbana.
El modelo de la “Ciudadela Desepaz”, concebido en la primer administración del alcalde Guerrero, con planificación ordenada, dotada de equipamiento comunitario e infraestructura urbana debe ser replicado. En la Conferencia Mundial de Habitat II, celebrada en Estambul, Turquía, en el año 1996, fue merecedora de elogios y reconocimientos como modelo de desarrollo urbano latinoamericano. La actual Secretaria de Vivienda, Amparo Viveros, formó parte de aquel equipo ejecutor y podría, a través de su experiencia, conocimiento y potestad, convertir el reto que afronta la ciudad en una realidad y ejemplo continental.
La academia ha aportado diversos estudios de diagnostico sobre el fenómeno, del cual debo resaltar por su profundidad el realizado bajo la dirección de Ángela María Franco C., en la comuna 18, bajo el auspicio de Special Program of Urban and Regional Studies (SPURS) del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y el Grupo de Investigación “Observatorio de Arquitectura y Urbanismo Contemporáneo de la Universidad del Valle.
Cali aventaja la gran mayoría de las poblaciones mundiales en dar solución al fenómeno global de asentamientos informales. La ciudad ostenta un banco de tierras, tiene estructura fundacional que aporta años de experiencia, existe dinámica política de estado en asuntos de vivienda, compromiso gremial, hay voluntad política y puede alejar la solución del clientelismo tradicional.
¿Qué más se puede pedir?