
Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá, e Isthmus Norte, en Chihuahua. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.
Aparte del tren de cercanías de Jamundí Cali Yumbo, por supuesto que es urgente reactivar el tren de Cali a Buenaventura, por Loboguerrero, lo que lleva a pensar que mas lógico sería que llegara por Mulaló a Palmira, cruzándose con el de cercanías de Cali, que se extendería hasta Mulaló, y con un tren regional, de Popayán a Manizales, que pasaría por Santander de Quilichao, Caloto, Corinto, Miranda, Florida, Pradera, Buga, Tuluá, Bugalagrande, Cartago y Pereira. La eliminación de los trenes en Colombia hace ya casi medio siglo, cuando en Europa y posteriormente en Estados Unidos se reactivaban, ha sido uno de los peores errores económicos y sociales cometidos en el país (otro fue perder a Panamá), solo comparable a la demora actual en reconstruirlos (el ferrocarril transístmico ya se modernizo hace varios años).
Es lo que siguen sin entender en Cali: la organización del territorio y de sus ciudades mediante una traza ortogonal. Cardus y Decumanus, calles que se cruzaban perpendicularmente para organizar los eficientes campamentos de las legiones del Imperio Romano, sobre los cuales se asentaron tantísimas ciudades en Europa. El Decumanus Maximus, este-oeste, se cruzaba perpendicularmente con el Cardus Maximus, sur-norte. Idea general retomada en las Ordenanzas de Felipe II en el siglo XVI para la organización urbana de las muchísimas ciudades que los conquistadores españoles fundaron en América – ya con dicho arquetipo pues al fin y al cabo eran militares- cuya traza en damero de manzanas cerradas y con patios es su mas importante patrimonio, no apenas por su interés cultural, sino por la calidad de vida que comporta.
Barcelona romana | Decumanus maximus de la antigua urbe romana de Palmira, Siria. |
La pequeña villa de tres mil habitantes que era Cali hasta finales del siglo XIX, estaba organizada sobre un eje paralelo al río Cauca, el camino a Popayán, y otro perpendicular, la “salida” a Buenaventura, que se prolongaron hacia Yumbo y Buga, uno, y hacia Palmira el otro (Vásquez, 1982). Cuando ya era una ciudad de trecientos mil habitantes se trató de volverla semi concéntrica con la Autopista Sur Oriental (que no es una cosa ni la otra), revolviendo dos trazados tradicionales (Moholy -Nagy Urbanismo y Sociedad, 1968), sin ver que son incompatible y mas si no están completos. Y ahora de nuevo, con tres millones, se pretende “cercarla” en lugar de usar el Corredor Férreo, entre la Cordillera y el Cauca, propiedad del Estado, muy ancho y a nivel, y casi recto, y entre Jamundí y Yumbo, lo que la “abriría” a su territorio inmediato.
Lo que tiene que rodear la ciudad es un “cinturón verde”, pero volver a ser cruzada por sendos ejes perpendiculares entre sí, Cardus y Decumanus , que la comuniquen rápidamente por tren con las ciudades intermedias vecinas. Es decir, organizar el territorio para una mejor calidad de vida de mas gente, la que hoy por hoy se encuentra es en las ciudades intermedias como Manizales o Popayán, por ejemplo (y Buenaventura lo será para Cali como Santos a Sao Paulo o la Guaira a Caracas o El Callao a Lima). Vincularse con ellas sin duda mejoraría la cada vez peor calidad de vida de las grandes capitales, como Cali, en la que ni siquiera se puede caminar con seguridad, eficiencia y placer. Por algo dicen en Buga que el tamaño ideal de una ciudad es aquel en que si uno camina muy rápido se sale de ella.