Por: Ramiro Varela M.
Difícil situación en la que se encuentra la Universidad del Valle por uno de sus grandes patrimonios: El Estadio Pascual Guerrero. El rector Iván Ramos y sus autoridades estatutarias tienen la responsabilidad de sacar a buen puerto su valor patrimonial contenido en el ícono deportivo de la ciudad.
Cuando el Departamento del Valle del Cauca le legó la titularidad patrimonial del Estadio, lo hizo para que conservara la joya deportiva de la ciudad y no para que la dilapidara en un negocio que puede ser nefasto tanto para el comprador, el Municipio de Cali, como para su actual propietario, al subvalorar predios y canjear los impuestos que son de la comunidad.
El permitir que se invirtieran más de $83.000 millones en la remodelación y adición arquitectónica sin el consentimiento del dueño y con obras sin permisos legales. Uno no puede entender a la Alcaldía cambiando el uso institucional deportivo, por uno mixto con cultura y comercio, en un escenario que es de Univalle. Todo esto se hizo sin respaldo legal y sin autorización del Concejo Municipal a quien le compete modificar el POT.
Por esta razón invitamos al Alcalde y al Rector de la Universidad del Valle a estructurar la legalidad de lo actuado; el Municipio está tocando las puertas del código penal y la Universidad como titular del predio mínimo tiene problemas disciplinarios. Y con Mundial de Futbol sub 20 tan cerca el compromiso es mayor y es de todos.