Por: Claudio Borrero Quijano
Aunque sea por una hora, invito a todos los dirigentes del país a cohabitar con su propia familia una “vivienda digna” de 28 M2; después sentémonos a reflexionemos sin hipocresías sobre el verdadero DESARROLLO CON JUSTICIA SOCIAL EN COLOMBIA.
La primera constructora de la ciudad batió el récord de comercialización con ventas masivas de vivienda suntuaria. Su oferta en vitrina se centro en soluciones habitacionales cuyo costo se ubica entre los trecientos ($300.000.000.oo) y los mil quinientos millones de pesos ($1.500.000.000.oo); la inteligencia colombiana debería pronunciarse sobre los orígenes de esta clase de inversiones cuando se encuentra frente a un pueblo pauperizado. Dichas ventas, en su mayoría, se pagaron al riguroso contado. ¡Que ciudad tan boyante!
Hablemos claro. La vivienda prioritaria de interés social para destechados pauperizados con ingresos inferiores a los dos salarios mínimos y costo final de treinta y cuatro millones de pesos ($34.000.000.oo), se dejó de construir en Cali. Y sólo por que no resulta ser un negocio lucrativo para constructores, financiadores y propietarios de terrenos. A la fecha la oferta de menor precio es de setenta y cuatro millones de pesos ($74.000.000.oo).
El decreto “Patriótico” #2060 de Junio 24 de 2.004, auspiciado por Juan Lozano
y firmado por el Presidente Álvaro Uribe Vélez, ordena a los curadores urbanos, expedir licencias de urbanismo y construcción, en lotes urbanizados con áreas mínimas de construcción de 29.5 metros cuadrados, asegurando 3.5 M2 de antejardines (espacio público privado), y dos (2) metros cuadrados de patios o aislamiento posterior, es decir, la oficialización del hacinamiento por decreto de Estado. Seguramente la avaricia insaciable urbanizará en pasajes peatonales de (200) metros de longitud, sin derecho a vías vehículares.
En Cali hay cien mil (100.000) familias pauperizadas, destechadas y sometidas a la tesis de sálvese quien pueda de los intrigantes grupos de presión de nuestra “alta sociedad”.