El Jodario
Por Gustavo Alvarez Gardeazabal
A fines del año pasado y principios de este, nos estuvieron asustando sobre la llegada de El Niño. Fue de tal magnitud el proceso de creación de pánico, que las tarifas de la energía se subieron y muchos de los productos agrícolas que todavía se producen en Colombia alcanzaron altos precios.
Pero como El Niño no llegó en enero y febrero, se nos olvidó el asunto y seguimos gastando agua y electricidad como si fuera a llover por el resto del año todos los días.
Los que vivimos en el campo sabemos que desde marzo, cuando deberían haber caído las lluvias de los inviernos que eran tradicionales, ellas se espantaron y que el nivel de acuíferos viene disminuyendo en los meses en que normalmente se acumula.
Pues bien, el sistema de alerta ENSO, que vigila desde Estados Unidos el desarrollo del clima, ha emitido un comunicado indicando que existe una posibilidad mayor del 90% de que El Niño continúe durante todo el otoño del hemisferio norte (diciembre) y que se puede prolongar en un 85% hasta marzo del 2016.
Vamos a tener un Niño largo. Muy largo, si no cambian más las circunstancias del tiempo, que atribuyen a la mano del hombre y no a la gran cantidad de volcanes que están arrojando cenizas desde hace meses y que, sin duda alguna, son los que perturban las condiciones climáticas de la tierra.
¿Qué hemos preparado los colombianos para este Niño largo? Probablemente nada. Produciremos energía con un gas más caro y más escaso. Haremos racionamientos de acueductos y seguiremos importando comida porque distritos de riego no hicimos y al fin de cuentas poco importan ya los campesinos.
@eljodario