Por: Andrés Mejía M.

Dos clásicos antiguos de la ciencia ficción tocaron este tema, George Orwell en 1947 con su obra 1984 y Aldous Huxley en 1932 con su Mundo Feliz. Este par de novelas anti-utópicas, muy populares en su momento, reflejan en las postrimerías del siglo XX, el temor al cambio tecnológico y su integración hacia una mejor calidad de vida.
La ciudad inteligente o ciudad digital hace referencia a la utilización de nuevas tecnologías de la información a través de la red de redes. Por inercia tecnológica las ciudades van hacia estos modelos de estructura digital, sin embargo cuando se realiza dentro de un plan estratégico es cuando se brinda a la comunidad sus verdaderos beneficios.
Los ejes estructurales de una ciudad tanto para la las ciudades inteligentes como en el concepto neoclásico de Urbanismo son: Economía, Movilidad, Medioambiente, Habitantes, Hábitat y Gobierno. Estos seis ejes de conexión con las teorías tradicionales regionales y neoclásicas del crecimiento urbano y el desarrollo, se basan – respectivamente – en las teorías de la competitividad urbano-regional de transporte-vías y tránsito; pero igualmente se fundamentan en la economía, los recursos naturales, capital humano y social, la calidad de vida, y la participación de los ciudadanos en el gobierno de las ciudades.
La etiqueta de ciudad inteligente es todavía un concepto algo difuso y utilizado de diferentes formas a veces hasta contradictorias. Lo que sí es claro es que es la interactuación de los componentes constitutivos, su objetivo principal sigue siendo el papel de la infraestructura de Comunicaciones y las Tecnologías de la Información, sin obviar que las redes de infraestructura tengan en su operación una ejecución sistemática. Un componente fundamental es el rol de la investigación, el papel del capital humano y la educación, el capital social – relacional y el interés del medio ambiente como motores importantes del crecimiento urbano.
Las ciudades en la práctica por su complejidad, en donde la iniciativa particular en el área publica y la privada generan monstruosidades urbanísticas que debemos soportar por el desarrollo económico. El modelo de ciudad inteligente permite que el desarrollo sea ambientalmente más sostenible, por lo tanto soportable, como consecuencia se brinda una mejor calidad de vida.
Hoy día existen los recursos tecnológicos (Informática y Comunicaciones) para establecer ciudades y/o comunidades inteligentes. Como ejemplo tomemos a Cali urbe que como ciudad tercermundista rompe criterios de desarrollo urbano sostenible. Es preocupante el atraso en que se encuentra la ciudadanía en temas tecnológicos, vale la pena luchar para que haya una CIUDAD DIGITAL dentro de un proceso de largo plazo de construir una verdadera CIUDAD INTELIGENTE. Se podría generalizar que los estratos 1 ,2 y 3 que tienen algo más del 75% de la ciudad, son ajenos en edades superiores y estudiantiles al desarrollo tecnológico, lo que ya no se presenta en los países del llamado primer mundo, luego el trabajo inicial es disminuir la brecha económica entre unos y otros. Pero igualmente otro componente está en el proyecto de ciudad que contenga metas y objetivos en este sentido, el perfil de la Administración pública, la formación de educación – cultura ciudadana y la vinculación de la población, pero ante todo en el liderazgo de sus dirigentes para imponerla.
La información municipal actualmente se encuentra en nuestras ciudades en un sistema cerrado en donde los ciudadanos gastan muchas horas en consultas y gestiones, colas interminables para ser atendidos por un malgeniado funcionario frente a una pantalla de computador. Este mismo evento bajo los esquemas de Ciudad Inteligente, el ciudadano desde un acceso a Internet, con el número de identificación (NIT o CC) tendría acceso a toda su información, mejorando competitividad y su calidad de vida.
La interactuación del ciudadano con el sistema de información de la ciudad, se constituye como un elemento fundamental en la ciudad inteligente. El ciudadano al realizar todas sus gestiones digitalmente, consultas, reclamaciones, pagos, etc., es más productivo porque no debe utilizar horas laborales en esa gestión, gana en bienestar y en movilidad, ya que no es necesario movilizarse para realizar la gestión. Únicamente con el gobierno en línea se solucionan múltiples problemas urbanos, mejorando lo social, lo económico, la movilidad, medioambiente y el bienestar de sus ciudadanos.
La primera reacción al cambio en el camino hacia una Ciudad Inteligente, es que se eliminan puestos de trabajo, lo cual es errado. Se aumentan los puestos de trabajo, con la diferencia que cambia sus funciones de atención por ventanilla a mantenimiento de la información y solución de reclamaciones virtuales. El corazón de la administración de la ciudad inteligente está en su sistema de información. Mas puestos de trabajo especializado y este punto arrastra nuevos desarrollos en comunicaciones y tecnologías de la información. Las redes de datos se fortalecen y nuevos esquemas productivos surgen y se desarrollan. Comercio electrónico, pedidos en línea, pero ante todo la productividad genera una sinergia colectiva que permite alcanzar índices de desarrollo insospechados dentro de cada urbe.
Estos beneficios no solo se aplican a los sectores profesional y técnico si no a todos los ciudadanos. Internet aunque no lo suficiente llega a todos los sectores, se hace necesario ampliar la cobertura, especialmente en los sectores marginales y con ello llevar bienestar social, educación virtual existente (SENA) y participación en la gestión ciudadana.
La Unión Europea tiene como objetivo la aplicación de Ciudad Inteligente para aumentar su eficiencia y producción tecnológica. Nosotros no necesitamos esperar a ser una superpotencia para empezar. Tenemos los medios tecnológicos y el capital humano para hacerlo, solo es de decisiones. La ciudad inteligente es la forma inteligente de hacer de una Ciudad un mejor sitio para vivir.