Por: Ana María Valencia M.
La paz es un interés mundial y milenario. La paz es lo que nos permite vivir en armonía entre seres humanos, nos brinda una fraternidad sin importar las diferencias, por el contrario nos permite enriquecernos de ellas.
Por: Ana María Valencia M.
La paz es un interés mundial y milenario. La paz es lo que nos permite vivir en armonía entre seres humanos, nos brinda una fraternidad sin importar las diferencias, por el contrario nos permite enriquecernos de ellas.
La paz es una petición permanente de aquellos que creen y oran por el fin de las guerras entre países y en los países del mundo. La paz es también es un deseo y un anhelo colectivo, por encima de quienes patrocinan guerras o quienes las provocan.
La paz empieza por dentro, la paz no se encuentra afuera, se encuentra dentro, en lo más profundo de cada individuo, dentro de cada corazón y cerebro. Ahí es donde podemos hallarla. No puede estar dependiendo de otros, no podemos dejar en manos ajenas lo que es nuestro. La paz no la manejan los que dicen tener más poder. La paz la tenemos todos. Cada persona en el mundo tiene su paz interior, es natural, innata, no tenemos que buscarla, sólo administrarla y dejarla salir, pero sobretodo mantenerla.
Independiente que hablemos de la paz de una nación, una ciudad, empresa o familia, es necesario primero hablar de la paz interior para comenzar a apreciar el valor de la paz verdadera.
Hay ideas erróneas de lo que es la paz, como creer que la paz se obtiene de un momento a otro, o de “no meterse con nadie”, de “no hablarle a la persona que me cae mal”, de “no molestar a nadie para que me dejen vivir en paz”
La paz interior es un viaje hacia uno mismo, para conocerse y aceptarse con su realidad. Estar en paz con uno mismo permite poder estar en paz con los demás, lo que implica aceptar a los demás como son. Para terminar toda guerra, todo conflicto, en nuestras relaciones, es más importante primero terminar el conflicto interno con nosotros mismos. No luchar con contra nuestras debilidades y defectos, la paz llega cuando dejamos de resistirnos a la realidad de lo que somos. Es necesario aceptar que para lograr lo que queremos hay que luchar y crecer con eso que somos y tenemos.
Cuando hay aceptación, llega la paz interior. Es ese bienestar del alma y el cuerpo. Nos libera de las preocupaciones, el stress y la ansiedad. Nos permite ver lo que sí tenemos, lo que sí somos y nos abre camino para disfrutar la vida, y el momento que estemos viviendo. Las personas que logran la paz interior, loran comprender lo que sucede tal cual como debe ser. Es estar unidos con la mente, el cuerpo y el espíritu, aún en los momentos más caóticos. Permanecer en este estado, permite ver soluciones en momentos complicados. Permite ver la realidad de la situación sin llegar al desespero, sin acusar a otros de las propias responsabilidades, sin culpar, sin señalar, sin generar contiendas, si no por el contrario generar unión y atracción de otros y de las soluciones.
La paz surge como un fruto de la relación con otros, de saber escuchar a las demás personas, de poder comprender las situaciones ajenas y no sólo las propias. La paz radica mucho en la forma en que podamos tener mejor relaciones con los demás.
Es necesario estar alertas frente a lo que nos obstaculiza a vivir en paz, como lo son: el miedo, la ansiedad, la desconfianza, la impaciencia, la terquedad, apegos del pasado, la envidia y la rigidez.
Una herramienta fundamental para superar estas berreras es la oración y más en meditación. La meditación es una técnica que mediante la práctica, crea un estado de conciencia sobre sí mismo y el acontecer alrededor. Vivir de esta manera permite salir fácilmente del miedo, del panorama oscuro en el que suele atraparnos la mente, evitándonos ver la luz y disfrutar un buen alimento, una puesta de sol, un buen comentario, una melodía, una sonrisa… que todos los días nos rodean y pasan desapercibidas.
La paz interior renueva nuestra energía natural y vital, nos libera de las preocupaciones e indecisiones, culpabilidades, de constantes quejas y de las enfermedades. Nos abre paso a nuevas oportunidades, a la sanación. Tomar enserio la paz interior nos hace Libertadores, primero de nuestra propia vida y luego de la vida de quienes nos rodean.