Quedaban cinco minutos de descuento, los jugadores de Colombia buscaban el empate contra Argentina, empujados por la angustia, sin bajar los brazos, sin entregarse. Pero en la raya técnica no sucedía lo mismo. El técnico Arturo Reyes ya estaba refugiado en el banquillo, con la mano sosteniendo la cara de la derrota sin que esta se hubiera consumado, con la mirada rabiosa y resignada, y una actitud de aparente desidia. Fue una imagen que generó muchas críticas, en medio de la preocupante caída en el Preolímpico.
Fue un mal estreno para Colombia, pero mucho peor para Reyes, el elegido para guiar a ese equipo sub-23 y quien se llevó la reprobación del público porque la Selección no encontró el norte, por su actitud final y por los cambios que hizo, sobre todo el de sacar a Jorge Carrascal, que era el único diferente y el autor del gol. “Burro, burro”, le gritaron de inmediato desde las tribunas a Reyes. Ese fue el veredicto popular.
Colombia tuvo un partido preocupante, porque aunque mostró algunas armas, como la media distancia, y jugadores hábiles que pueden dar más, no tuvo una presencia ofensiva que llamara al optimismo. El equipo lució confundido en largos pasajes, con mala definición, con errores de concentración que le costaron los goles, y sin capacidad de reacción.
Cuando Reyes salió a dar sus declaraciones, no quiso entrar en detalles, pero eso fue peor, se avivó la llama que prendió en el partido. “La gente pensará lo que quiera, yo pienso en cómo mejorar al equipo”, dijo. Explicó que el cambio lo hizo porque Carrascal no llega al Preolímpico con continuidad en River, y que le podía costar en ese último tramo del partido.
Carrascal anotó el primer gol del partido, con un bonito remate de media distancia, y era el único que podía generar alguna sorpresa, porque su socio, Nicolás Benedetti, no apareció por ningún lado. Carrascal, por supuesto, no entró en conflicto. “Si él (Reyes) tomó la decisión de sustituirme, tiene sus razones”, dijo.
Hay formas y estilo de dirigir –y de perder–, como un Simeone que arenga hasta el día de descanso, como un Klopp que cuando más motiva es en la derrota, como un Bielsa que algún día dijo: “La semana siguiente (a la derrota) es un infierno, me siento inhabilitado para la felicidad por 7 días”. Por eso, la aparente resignación de Reyes cuando el reloj aún andaba generó tanto escozor.
Fue una cadena de situaciones que atentaron contra la tranquilidad del equipo. Reyes, incluso, contemplaría no dar declaraciones hoy, como está planeado, en la antesala del juego contra Ecuador. El entrenador entiende que el clima es tenso, que llueven las críticas contra él.
Colombia empezó con paso errado en el torneo Preolímpico, con una derrota que duele porque es el local y no lo pareció, porque Argentina no fue superior y, sin embargo, ganó, porque no hubo fórmulas desde el banquillo para desenredar el juego enmarañado.
Ahora sigue Ecuador, este martes, y en este partido la victoria es obligatoria, ya que se trata del equipo goleado en la primera fecha por Chile, 3-0. Ya luego enfrentará a Venezuela, que aún no muestra sus armas porque descansó en la primera fecha, y cerrará la primera fase con Chile, que dejó un vestigio de autoridad. Es el momento para salir de debajo del banco y recuperar el control.