Por Carlos Enrique Botero Restrepo
Arquitecto Universidad del Valle; Master en Arquitectura y Diseño Urbano, Washington University in St: Louis.
Profesor Maestro Universitario, Universidad del Valle. Ex Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle (de2012 a 2015) y Director del CITCE (Centro de investigaciones Territorio Construcción Espacio) de 2006 a 2010.
ahora está el déficit en noventa y cinco mil unidades. Buen primor.
Ya se verá a lo largo de este año de elección de un nuevo alcalde, el informe del actual burgomaestre indicando los avances de su gobierno contra el eterno déficit de vivienda en el municipio. Muy seguramente reclamará méritos porque para el 31 de diciembre el marcador indicará que estará por debajo de las cien mil unidades. Puede ser que de los cerca de ciento diez mil que encontró al iniciar su mandato y que había heredado de su antecesor, ahora está el déficit en noventa y cinco mil unidades. Buen primor.
Lo que no dirá el respectivo vocero, seguramente el secretario de vivienda de turno, es que el déficit es una simple cifra, que nunca nadie podrá eliminarlo o bajarlo de una manera sensible hasta siquiera cincuenta mil. Nunca ha sido posible ni lo será, porque ese indicador es absolutamente artificioso y siempre tendrá poca credibilidad.
El déficit cuantitativo de vivienda sirve al gremio de los grandes constructores –que son las mismas compañías financieras, grandes agentes inmobiliarios- para pedir, léase exigir, a cada nuevo alcalde que agregue nuevo suelo urbano a la oferta existente para tener dónde construir las suficientes unidades de vivienda nueva para acabar con el faltante histórico.
“habilitar suelo de expansión urbana y de renovación urbana en los próximos 4 años

En efecto, en 2015, Camacol presentó al actual alcalde de Cali una serie de reclamos que debería atender en los siguientes cuatro años que se vencen en el presente 2019. El que más nos interesa para el discurso de hoy dice literalmente que se debe “habilitar suelo de expansión urbana y de renovación urbana en los próximos 4 años para iniciar sesenta mil nuevas viviendas en la ciudad de Cali con sus usos complementarios y con el acompañamiento tanto del sector público como del sector privado.” (pag.37 del folleto publicado para divulgar los planes de Camacol para el mandato del recién elegido Maurice Armitage”).
Cabe preguntarse entonces acerca de las mil seiscientas hectáreas de área de expansión aprobadas desde el POT de 2000. Se agotaron? No merece tamaña adición de suelo que se resuelvan todas las faltantes de vivienda que indica el déficit? Pues digámoslo de una sola vez: No. El área situada a lo largo del corredor Cali-Jamundí no está para reducir ningún déficit sino para atender otros planes especulativos de vivienda para estratos 4, 5, 6. En consecuencia, la farsa se repite: el déficit no se puede atacar porque el gobierno municipal que termina su mandato no proveyó el suelo urbano necesario.
Para reírse y hasta morir por ello.
También es válido preguntarse ahora si es posible que exista alguien que pueda sustentar semejante pedido de nuevo, para el presente año electoral. Pues sí, habrá quien asuma como verdadero el cuento de que es oportuno que en el actual momento hacer un llamado para resolver de una vez el déficit. Para reírse y hasta morir por ello.