Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
CAPITULO PRIMERO
Una de las características del capitalismo de nuestro tiempo es la de haber ascendido a un mayor nivel de concentración de la producción y del capital financiero a través de la constitución de grandes monopolios, cuya fusión ha dado origen al gran capital financiero y a la denominada oligarquía financiera transnacional.
Ahora mismo se forman nuevas uniones y conglomerados internacionales, dedicados fundamentalmente a la exportación de capital y a repartirse el mercado

Ahora mismo se forman nuevas uniones y conglomerados internacionales, dedicados fundamentalmente a la exportación de capital y a repartirse el mercado en medio de una lucha competitiva por cuenta de las grandes potencias capitalistas. Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología ha sido posible aumentar los índices de producción y de productividad del trabajo garantizándose de esta manera la eficiencia y el rendimiento económico.
En la actualidad los monopolios controlan cada vez más el ámbito de la producción, el comercio, el crédito, los mercados de venta y las fuentes de suministros y materias primas, no existiendo ningún espacio económico y político que no se encuentre bajo su influencia determinante tal como sucede por ejemplo, con el monopolio de la General Motors en donde laboran miles de trabajadores conjuntamente con otros tantos que operan en el mundo capitalista, que como Google, Amazon, etc., generan miles de millones de dólares que van a parar a manos de sus propietarios.
En la medida en que se ha fortalecido la unión entre el sector industrial, el comercial, de transporte, con el sector financiero, los directores de los bancos ocupan un lugar preponderante en las empresas y viceversa, estableciéndose la unión del capital bancario con el industrial que dominan en las diversas ramas de la economía.
De esta manera los monopolistas a nivel global obtienen cuantiosas ganancias, no solo con la explotación económica del trabajo sino del capital ajeno sobre el cual ejercen su control creciente. Dicha unión de los monopolios bancarios e industriales ha logrado una vez mas concentrar un inmenso poder político determinando el contenido de la política interna y externa de los Estados en el mundo desarrollado y en buena parte de los países emergentes.
En este sentido en el manejo de la política están presentes los magnates del capital financiero ocupando los cargos ejecutivos y de representación popular
En este sentido en el manejo de la política están presentes los magnates del capital financiero ocupando los cargos ejecutivos y de representación popular, disponiendo de los medios de comunicación para influir en la opinión pública generando toda clase de infundios y conjeturas sobre la realidad de los países que son objeto de la explotación económica y financiera de los monopolios que integran el capital financiero internacional.
Para algunos analistas el capitalismo global se caracteriza por la posibilidad de poder intercambiar conocimientos y experiencias en tiempo real en virtud de los avances de la ciencia y de la tecnología e igualmente de producir toda clase de bienes y servicios y permitiendo el tránsito de personas que interactúan más allá de los límites de sus fronteras nacionales. Este hecho trascendental significa ante todo que el capital financiero se ha internacionalizado trayéndole inmensos beneficios a los países capitalistas más desarrollados, en tanto que los países menos desarrollados se mantienen en la pobreza, la miseria y la desigualdad social.
Está claro que el capitalismo mundial surge y se desarrolla sobre la base de la dominación y el sometimiento de otros países a sus designios imperialistas que se expresan en la exportación de capital, el intercambio no equivalente de mercancías, el reparto del mercado mundial, el aprovechamiento y la apropiación de la riqueza social que se genera con el trabajo de millones de personas en todo el mundo capitalista conjuntamente con la apropiación de nuevas fuentes naturales de materias primas.
La expansión del capitalismo viene determinada por el crecimiento extraordinario de la producción. permite que la acumulación de capital adquiera grandes proporciones
La expansión del capitalismo viene determinada por el crecimiento extraordinario de la producción. permite que la acumulación de capital adquiera grandes proporciones en cabeza de los monopolios de los países más ricos del planeta en los cuales se forma lo que se conoce como el “capital sobrante”, que ligado al bajo nivel de la demanda de productos, bienes y servicios de parte de los consumidores genera una disminución y desigualdad en las distintas ramas de la economía, que obliga a los empresarios a buscar nuevos mercados, con lo cual se justifica la exportación de capital a otros países particularmente pobres y atrasados desde el punto de vista industrial, generándose una gran dependencia de aquellos menos desarrollados o subdesarrollados respecto de los países altamente industrializados.

Con el crecimiento de la exportación de capital de los monopolios norteamericanos y de la comunidad europea, también crecen la rivalidad y las contradicciones entre estos y la lucha competitiva por mantener su influencia en los mercados de venta internacionales, tal como está sucediendo en la actualidad en donde se habla de la posibilidad de una “guerra comercial”.
Con la globalización de la economía surge así mismo la posibilidad de realizar acuerdos para repartirse el mercado global que conllevan a un mayor grado de concentración del capital y de la producción, con base en las cuales surgen los super monopolios con ayuda de los Estados que los respaldan.
Con el desarrollo de dichos super-monopolios y la diseminación del capital en todo el mundo globalizado se intensifica la internacionalización de la vida económica y en general del conocimiento y las experiencias, bienes y servicios que se intercambian por fuera de las fronteras de los países capitalistas.
La relación económica de los países menos desarrollados respecto de los más desarrollados en virtud del cambio no equivalente les ha permitido a los monopolios vender sus mercancías a los países dependientes a precios muy elevados en América Latina, Africa e incluso a algunos países de la comunidad europea, en tanto que aquellos les compran a precios extraordinariamente bajos los pocos bienes que exportan. En la actualidad esta situación se repite con la complacencia de los gobiernos socialdemócratas y de derecha que gobiernan en dichas regiones del mundo capitalista en donde el capital monopolista explota económicamente el trabajo de miles de obreros, a quienes les paga un mísero salario.
Los países capitalistas del mundo desarrollado han convertido a las naciones menos desarrolladas, en apéndices agrarios y proveedores de materias primas
Los países capitalistas del mundo desarrollado han convertido a las naciones menos desarrolladas, en apéndices agrarios y proveedores de materias primas con lo cual estos países adquieren un desarrollo precario y subordinado a las necesidades y requerimientos de los monopolios transnacionales, circunstancia ésta que se ha visto agravada en contra de los países exportadores con la reducción de los precios a nivel internacional, generándose con ello una mayor dependencia y aplazamiento del progreso económico y técnico, que han hecho de la globalización capitalista una forma de explotación mas elevada, que se refleja en los índices de pobreza, miseria y desigualdad social.
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