Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
Las elecciones que se realizarán en el segundo semestre del año en curso deben marcar una nueva etapa en la vida de los caleños y de la existencia y desarrollo de la ciudad.
Con su transformación en Distrito Especial se abren nuevas posibilidades que tendrán que ser aprovechadas por las fuerzas políticas comprometidas con el cambio social y el nuevo rumbo que deberá tomar una ciudad que como Cali ha sido dirigida en los últimos veinte años de manera errática, debido en buena parte al carácter espontáneo de su evolución ad-portas de convertirse en una gran metrópoli en donde persisten una serie de problemas económicos, políticos, sociales, administrativos, culturales y ambientales que se han acumulado afectando los intereses de la población caleña en general y muy especialmente de aquellos sectores más vulnerables de la sociedad.
Ahora mismo los caleños deberán exigir al gobierno municipal las garantías políticas y electorales para participar en la próxima contienda electoral, en tanto que los ciudadanos deben asumir el rol que les corresponde como autores y actores de su propio destino histórico, escogiendo de manera responsable al mejor candidato a la alcaldía, la gobernación y a las corporaciones públicas, sobre todo en momentos en que se impone la necesidad de imprimirle un cambio a la ciudad atendiendo el clamor de la mayoría de sus habitantes y de parte de los funcionarios el acatamiento del principio constitucional de defensa del interés general en el Ejercicio de la función administrativa en el marco institucional del Estado Social y Democrático de derecho.
La escogencia de los mejores candidatos demanda de que los potenciales electores no se dejen engañar con las promesas y discursos de siempre de los políticos profesionales y de aquellos candidatos ligados con los grandes negocios de la ciudad, a quienes tan sólo les interesa mejorar su condición económica y social con el ascenso a las posiciones de mando de la administración municipal, de la gobernación del departamento o del Concejo municipal o Asamblea departamental, colocándose al servicio de determinados intereses contrarios al querer y sentir del pueblo caleño que los elige como sus voceros y representantes. En este caso se trata ante todo de que los ciudadanos puedan desentrañar de las palabras y promesas electorales su verdadera esencia, que implica no quedarse en el examen superficial de las propuestas, sino en profundizar en el fondo de las mismas, al relacionarlas con las verdaderas y reales necesidades de la población en aspectos tan fundamentales como el trabajo productivo, la educación, la salud, el transporte, la seguridad, los servicios públicos, el cuidado del medio natural y del espacio público, la imposición e incremento de los impuestos municipales, aspectos estos que hoy demandan de un tratamiento diferente al que se le viene dando hasta el momento y que ha llevado a la ciudad y a los caleños a vivir en medio del desorden, la anarquia, la inseguridad y la pérdida de la confianza en las instituciones y en los gobernantes con algunas excepciones, comprometidos con la corrupción y la clientelizacion de la política, que han hecho de su Ejercicio y del manejo administrativo de la cosa pública una práctica contraria al buen gobierno, en lo que se conoce comúnmente como el gobierno de los mismos con las mismas.
En este año electoral habrá que prepararse para dar la gran batalla por un cambio no sólo de mentalidad sino de transformación del comportamiento en materia política y social, con miras a que pueda ser posible el cambio de las costumbres políticas y la posibilidad de que los caleños y vallecaucanos puedan convertirlo en realidad.
ADENDA: Nuevamente se anuncia la eventual liquidación o privatización de TELCO repitiéndose la historia de otras empresas de la ciudad que aportaban recursos para atender las necesidades en materia de educación, salud, seguridad, servicios y obras Públicas y que en la actualidad han llevado de nuevo al municipio a endeudarse con el sector financiero a través de las denominadas vigencias futuras y del incremento desmedido del impuesto predial.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social