Carlos Armando Cuervo Jiménez
Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial

Sin duda el nuevo estilo de vida que nos ha impuesto la epidemia en ocasión a las cuarentenas, ha exigido innumerables cambios en los hábitos de comportamiento y de consumo. De ahí que el trabajo en casa y las compras a través de los domicilios están en auge.
Sobre el teletrabajo no hay mucho que resaltar, salvo mencionar que cada uno debe administrar muy bien el tiempo y cuidar las posturas del cuerpo para evitar problemas de salud.
Entorno al servicio de entregas domiciliarias si hay asuntos delicados a mencionar.
El creciente desarrollo tecnológico y la necesidad de disminuir los desplazamientos en las ciudades desde antes de la epidemia, ocasionó la aparición de aplicaciones digitales para domicilios controladas a través de los Smartphone y que se denominan APPS para domicilios.
Ahora, como las reglas del capitalismo salvaje no respetan épocas de recesión y situaciones adversas, resultó que para las compañías encargadas de efectuar este tipo de servicio el mercado creció al punto de adquirir posiciones de dominio en contra de sus clientes iniciales, además de los consumidores finales.

Los mayores afectados con los excesos de los proveedores del servicio domiciliario han sido los restaurantes desde los de comida exprés, hasta los del servicio gourmet.
ACODRES, quien es la asociación de los restaurantes a nivel local y nacional expuso después del día de la madre, las prácticas comerciales con claros abusos en la prestación del servicio por parte de las APPS estructuradas para el servicio domiciliario, ocasionadas por su clara posición de dominio.
¿Y cuáles son las faltas imputadas por ACODRES?
Excesos en el cobro de las comisiones a los vendedores de comida preparada, entregas parciales, mercancía en mal estado por el trajín del día, envíos inconclusos y demoras en la devolución del dinero a los consumidores quienes han cancelado el servicio por las excesivas demoras o por el mal estado de los envíos.
Así resulta desconcertante que en una época propicia para el desarrollo de estas actividades, además de consolidarse y hasta para manifestar un enfoque de responsabilidad social y amable con el consumidor final, la avaricia convierta a estos nuevos servicios en exponentes de las malas prácticas empresariales.

Ahora ¿A quién le corresponde investigar y sancionar estas malas experiencias ocasionadas a los consumidores finales?
¿Hay manera de compensar a los vendedores de comida preparada por la debacle causada?
¿Es competencia de la SIC (La súper de industria y comercio) intervenir en el control a estas prácticas irresponsables y abusivas? O en ocasión a que pertenecen al segmento de tecnología ¿es otro estamento estatal el que debe asumir la investigación y las sanciones a que haya lugar?
Será que carecemos de instrumentos legales para respaldar a los consumidores y obligar a los prestadores del servicio de domicilios a cobrar sin excesos y respaldar al segmento de restaurantes con buen servicio, acorde a los difíciles momentos por los que atraviesa este gremio, muy afectado por las medidas restrictivas en ocasión a la pandemia de Covid-19.
Ojalá se establezcan regulaciones que eliminen las extralimitaciones de las APPS de prestación del servicio a domicilio para permitirle al gremio de restaurantes irse recuperando y que la libre competencia se imponga lejos de las prácticas oligopólicas y las posiciones de dominio.