Carlos Armando Cuervo Jiménez
Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial

Un programa que ha contado con el apoyo del alcalde Ospina y de su hermano Diego, y el cual había sido interrumpido por el cambio de administración municipal, y por el desconocimiento de los nuevos funcionarios sobre su beneficio social, regresa a partir de este lunes 4 de mayo con todo el ánimo del gestor, los socios y el equipo logístico.
Roger Nick funcionario de la secretaria de Bienestar Social, es quien administra y coordina en asocio con la arquidiócesis de Cali todo este proceso.
Al conversar con él me cuenta como ha sido el difícil proceso de informar a los nuevos funcionarios en qué consistía el programa y sobre todo explicarles a los burócratas en Hacienda y Planeación que no se trata de un plan asistencial, sino que este proceso busca y canaliza logros alcanzables para los participantes.
Su trámite fue iniciado en febrero con la construcción de la ficha técnica, luego vino la aprobación, la realización y culminación de estudios previos en marzo 5 y después la aprobación jurídica en la que se debió cambiar de un esquema de contratación directa por urgencia manifiesta a otro competitivo a través del CECOP. Luego tuvo un congelamiento por unos días por la emergencia declarada por el gobierno nacional para luchar contra la epidemia de COVID-19, y ahora por fin ve la luz en esta semana que culmina e inicia tareas el lunes próximo.
Como conocí los inicios del proyecto hace unos años, le pido a Roger una pequeña cronología entonces el me recuerda como el plan de comedores nace por allá en el 2016, bajo la alcaldía de Maurice Armitage, con un presupuesto de $895 millones. Cuatro años más tarde es un programa con $20 mil 300 millones y una cobertura de 41.908 personas quienes habitan en pobreza extrema y a través de él tienen acceso a dos raciones de comida diarias, según lo que se contempla en los objetivos de desarrollo sostenible.

Continuando con nuestra charla le pregunto ¿Cómo van a manejar la bioseguridad de los comedores debido a la epidemia?
Me cuenta que desde el comienzo hace 4 años se había establecido la exigencia del manejo de buenas manufacturas para las cocinas, entonces el uso de cofias, tapabocas y guantes no era ajeno; lo que cambiará es que ahora la gente deberá recoger en viandas su comida y la llevará a su sitio de residencia, guardando el distanciamiento social de mínimo un metro en las filas.
440 comedores comunitarios comienzan de nuevo esta labor de eliminar el hambre en Cali, y con los actuales problemas por la escases de trabajo como consecuencia de la epidemia, sin duda son un desacelerador de futuros brotes de violencia e inconformismo social, además de un aliciente para muchos habitantes de la ciudad.
Este programa tiene como norte alcanzar a 85 mil personas que según los censos establecidos se encuentran en ese estado de vulnerabilidad, aunque como me manifiesta Roger, el volumen de personas puede ser hasta tres veces esta cifra por los excesivos procesos migratorios que concluyen en nuestra ciudad.
Solo resta desear el mejor de los éxitos a todo el equipo humano que permitió el regreso del proyecto y que alcancen la ampliación deseada para mitigar el hambre en Cali.