P. Héctor De los Ríos L.
Vida nueva
32° Domingo del tiempo ordinario
Lecturas:
Sabiduría 6,13-17: «Encuentran la sabiduría los que la buscan»
Salmo 63(62): «Mi alma está sedienta de Ti, Señor Dios mío»
1Tesalonisenses. 4, 12-17: «A los que han muerto Dios, por medio de Jesús, los llevará con Él»
San Mateo 25,1-13: «¡Que llega el esposo, salgan a recibirlo!»
El tema de esta Misa es la sabiduría con respecto a los últimos valores del hombre.
La primera lectura alaba la sabiduría. Debemos amarla y buscarla como el valor más apreciable. Además, puesto que la sabiduría es un don de Dios, está siempre a la mano.
Aquellos que tienen en cuenta esto y la buscan, la encuentran y viven de acuerdo con ella.
La mayor sabiduría del hombre se muestra en su visión de la muerte, y cómo se comporta en la muerte. San Pablo aquí nos recuerda la esencia de la sabiduría cristiana ante la muerte: inconmovible esperanza en la vida eterna y la resurrección.
La parábola del Evangelio sobre las vírgenes necias y prudentes es una parábola sobre la sabiduría cristiana y también sobre la sabiduría humana.
La diferencia entre la sabiduría y la necedad de las vírgenes consiste en su previsión y preparación para encontrar al novio; en la preparación de sus lámparas y su provisión de aceite.
¿Qué trata de comunicamos esta parábola? No podemos improvisar -como las vírgenes necias- nuestro encuentro definitivo con Cristo. Debemos “mantener los ojos abiertos (las lámparas Menas de aceite) porque no sabemos ni el día ni la hora”.
La preparación para el encuentro con Cristo no es un asunto de última hora. Este era el caso de las vírgenes imprudentes, que fueron por aceite en el último momento y llegaron tarde. En cambio, la preparación es el uso sabio de nuestras vidas. Las vírgenes sabias estaban siempre preparadas, por costumbre. Siempre llevaban aceite en sus lámparas, como forma de vida, a fin de no tener problemas en llegar a tiempo a encontrar el novio. La suma sabiduría de la parábola: encontramos a Cristo en la medida en que lo hemos buscado.
Algunas preguntas para pensar durante la semana
1. ¿Pienso en Dios y en la decisión final de mi vida sólo en situaciones trágicas?
2. ¿Qué pienso del dicho: «Morimos como hemos vivido»?