Por Carlos José Holguín.
Una nueva marcha convocada por el Centro Democrático, esta vez y como suele suceder con las anteriores, buscando la coincidencia con el tema que más este impactando en la actualidad nacional, esta vez la corrupción.
La autodenominada “marcha anticorrupción” no es más que otro acto político preliminar de la campaña presidencial del 2018, una nueva medición de fuerzas entre el Santismo y el Uribismo, de lo cual creo el país está mamado y que termina cada día direccionando más votantes hacia una tercera vía, incierta, peligrosa y muy posiblemente con una alta dosis de populismo.
Con los acuerdos de la habana comenzó la campaña presidencial del 2018, en lo cual el Uribismo saco desde un comienzo una clara ventaja primero con el triunfo del NO en el truculento plebiscito del 2 de octubre del año pasado, y que había continuado capitalizando con las posteriores encuestas que mostraban un alto rechazo a los acuerdos y un gran pesimismo entorno del resultado y conveniencia de los mismos, en ese orden de ideas, el plato estaba servido, y lo que seguía, que no parecía tarea muy difícil, era definir cuál de los entonces tres candidatos del Uribismo se lograba posicionar, así Uribe dio la largada a sus candidatos, uno de los cuales enarbolaría la bandera de lo que hasta ese momento parecía ser lo único definitivo para las elecciones del 2.018, la continuidad o no de los acuerdo con las FARC.
Pero que fatal desgracia, apareció ODEBRECHT que dio al traste con el candidato más opcionado, salpico al benjamín de la familia y termino de desaparecer a Holmes. La última encuesta de Gallup mostro un descenso de la imagen favorable de Uribe por debajo del 50%, y cambio por completo el escenario político poniendo en primer orden el tema de la corrupción. Pero Uribe fiel a su estilo frentero, que coge el toro por los cachos, no se amilano, y antes por el contrario aclarando previamente que “…lo primero que hemos reconocido es la viga en el ojo propio…… para que veamos la paja en el ojo ajeno…”, (que justo) no dudo en buscar la forma de estar nuevamente de primero en el escenario preelectoral 2.018, he allí el motivo y razón de la marcha convocada.
No me cabe duda de que la marcha será un éxito mediatico y de movilización, pues aunque arranco como “marcha anticorrupción”, al verse algunos veceros del CD en calzas prietas por aquello de la autoridad moral, han terminado invocando todos los miles de motivos de descontento nacional para justificarla, incluso ayer no más, con ocasión del supuesto golpe de estado de Maduro en Venezuela, se argumentaba que ese también era un poderoso motivo para salir a marchar, pues eso también es culpa de Santos.
Con semejante descontento que hay con este gobierno, afectado ciertamente con los escándalos de corrupción y con un ambiente peligrosamente generalizado de pesimismo no hay que hacer mucho esfuerzo para sacar la gente a las calles, lo grave es que muchos van de gancho ciego, alentados posiblemente por propósitos nobles, pero inconscientemente movidos por otros no tan nobles y si muy politiqueros.