Fernando Garcés Ll.
Es impresionante el deterioro de la principal isla de nuestro archipiélago en el Caribe Colombiano, que por muchos años ha sido el sitio preferido de los caleños para pasar sus vacaciones.

La clase dirigente isleña ha perdido toda credibilidad. Los gobernantes han desfalcado a tal punto el departamento que los últimos dos gobernadores y 17 de sus funcionarios públicos (segundos a bordo) están siendo investigados o en la cárcel. Y como si fuera poco, hay varios trabajadores oficiales que devengan del estado, pero ni siquiera tienen funciones asignadas.
La situación es tan difícil que el presidente Duque tuvo que nombrar al Contra Almirante de la Armada Nacional Juan Francisco Herrera, Comandante Conjunto de las fuerzas militares en San Andrés, como gobernador encargado.
Además de impuestos municipales y departamentales, como predial y complementarios, industria y comercio, notariado y registro, rodamiento de automotores, cerveza, tabaco y otros, la gobernación recauda la tarjeta de turismo a $ 110.000 por visitante que, con un promedio de 2500 personas diarias, genera más de $80.000 millones al año, y el 10% de arancel por todas las importaciones que entran a la isla.
¡¡¡¡Y casi todo se pierde!!!!
Inexplicablemente, el art 14 de la Ley 47 de 1993 estableció que para ser elegido como gobernador del departamento de San Andrés se requiere haber nacido en la isla o ser residente por más de 10 años cumplidos con anterioridad a la elección. Y cuentan por ahí que para ganar una elección de gobernador un raizal o residente debe invertir alrededor de $3.000 millones de pesos en su campaña.
Mientras tanto, se deterioran las calles y no hay limpieza, porque Trash Busters, la empresa encargada del barrido, recolección de basuras y manejo del relleno sanitario lo hace a medias. Le pregunté a un empleado por qué no recogían las basuras al lado de la carretera perimetral que bordea la isla y respondió que a ellos no les corresponde hacer ese trabajo y en las noche unos pocos se limitan a vaciar las canecas situadas a lo largo de la isla, no hay quien barra.

El aeropuerto, administrado hoy por Aerocivil, es decir, por el Estado, está totalmente abandonado, sucio y oxidado. Los baños están abandonados y los aires acondicionados funcionan a medias. Es tal el desgreño de la isla que hasta los motociclistas se pasean por la pista del aeropuerto, poniendo en riesgo a los visitantes que llegan.
Y la situación de inseguridad es tan grave que es poco recomendable salir a darle la vuelta a la isla después de las 6 pm. Las “bacrim” llegaron a la isla a extorsionar, robar y atracar a mano armada. Han aparecido hasta cuerpos descabezados e incinerados.
Creo que el reto de ponerle orden a la isla no es solo del presidente Duque, sino también de todos los colombianos y en especial de los vallecaucanos. Hay que congregar a las fuerzas vivas, políticas y sociales para salvar del caos a San Andrés.
Sugiero celebrar un acuerdo de cooperación entre las dos gobernaciones, a fin de lograr que el gobierno nacional le ponga toda la atención al terruño que nos queda después del trágico falló del litigio con Nicaragua.