Por Carlos Jose Holguin.
En febrero de 2015 cuando apenas comenzaba la campaña a la alcaldía de Cali, me gané un tremendo vaciadon de Diego Martinez Lloreda director de información del El País por un video en el que compartía con habitantes del Jarillón mis opiniones sobre los derechos que siempre he considerado tiene esas personas por invasores o informales que sean, sin más se me tildó de politiquero e irresponsable.
En gracia del equilibrio periodístico que exigí me dieron la oportunidad de explicar en una columna de ese mismo diario, que el éxito de la recuperación del Jarillon del rio Cauca dependería de tres condiciones, una de las cuales, supuestamente la más politiquera e irresponsable de todas, es hoy en día una realidad plasmada en el decreto 480 de agosto 29 de 2016. La compensación económica.
Siempre, desde antes incluso de ser secretario de gobierno en la administración Guerrero, he sostenido que la problemática del Jarillon encierra dos dimensiones que se tiene que atender y solucionar simultáneamente, la de vivienda y la de ingresos. Con el Jarillon a través de más de 40 años muchos caleños y personas venidas de otros lados, no solamente solucionaron su problema de vivienda sino también de ingresos, casi que en donde hay una vivienda hay un negocio, por tanto era un error pensar que con solo dar vivienda el problema se solucionaba. Tan cierto es, que en casi 4 años que ya lleva el Plan Jarillón, solo han podido trasladar cerca de 1.700 de las más de 8.000 familias que hay solo en el Jarillón del rio Cauca. Sostuve que había que buscarle “compensación económica” de algún tipo a las personas que devengaban su sustento de los negocios allí existentes y que hasta que eso no se diera podrían pasar muchos inviernos pero sería imposible sacar a la gente.
Hoy veo con complacencia que eso está siendo tenido en cuenta por la actual administración municipal, incluso con gran generosidad y amplitud, pues siempre consideré que dicha compensación debería ser para las unidades productivas verificables, pero el decreto habla de unidades sociales, o sea para todo el que allí este. Además establece que la compensación económica no es solo por la actividad económica que se realice, sino que podrá haber compensación económica al simple tenedor así no devengue ningún beneficio económico, es decir que cualquier vago que vaya y se asiente allí con dos corotos y no haga nada también podrá solicitar dicha compensación. Adicionalmente se establece una doble compensación, una por la activada económica y otra por los costos del traslado. Me quede corto en lo politiquero e irresponsable.
Creo que ni el propio municipio tiene idea de cuánto va a costar y más grave aún es el único que paga las compensaciones, seguramente por ello establecen sin mayor criterio un tope máximo en las compensaciones, que aunque cura en salud, creo que va a ocasionar mas problemas que beneficios.
Pero no tengo duda de que esto es el principio de lo que hay que hacer para lograr la recuperación de esa zona, independientemente de los costos que tenga. Para quienes ocultamente me siguen en la administración, no olviden las otras dos recomendaciones. La reubicación total de los asentamientos, el inicio simultáneo e inmediato de las obras de recuperación y el empoderamiento a la comunidad en el uso recreativo, paisajístico y deportivo de la zona recuperada, pues de lo contrario habrán nuevas invasiones, como ya ha sucedido en el pasado, ahora con semejante atractivo económico.