Redacción
Cuando el país no había comenzado ese proceso de urbanización, es decir del traslado del campo y de los municipios pequeños a las grandes ciudades, que comenzó agresivamente desde la violencia de los años 60, el civismo era una expresión generosa de la mayoría de la población, en donde se desarrollaban múltiples actividades patrióticas, sociales y cívicas. Fundamentalmente la razón se centraba en la falta de presencia de medios de comunicación y la baja incidencia del costo de la mano de obra en el sector empresarial e institucional y eso permitía que la gente no cuantificara su tiempo y trabajo en actividades para el bienestar general.
Pero empieza las décadas de los 70, 80 y 90 con televisión a color, el computador y todas las hazañas tecnológicas de finales del siglo XX , para dar comienzo a una vida mercantilista y egoísta ,en donde muchos de los valores que nos legaron los abuelos se fueron perdiendo. Allí empiezan múltiples enfrentamientos sociales ,laborales, políticos y hasta familiares, que solo se resuelven bajo el influjo de condiciones de civilidad. Nos olvidamos de las frases que nos enseñaron: “ ..el derecho ajeno es la paz” del Presidente Mexicano Benito Juárez o del Rabino Hillel: "Lo que no quieras para ti no lo hagas a tu prójimo", o en el cristianismo: "Todas las cosas que quisierais que los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con ellos". Estos son principios fundamentales que se han olvidado.
El modelo del consumo que es utilitario , hace olvidar el interés general por el patrimonio público , que en las ciudades hace parte del pasado y que deberían ser virtudes de siempre. Hay que reconocer que el mundo ha cambiado, pero la convivencia civilizada requiere de atributos del pasado que siguen siendo vigentes, a pesar que se imponen culturas, costumbres o la globalización de ahora , que arrasan como la opulencia de las décadas de los 80 y parte de los 90. Inclusive fueron llamadas en economía como el efecto tequila donde en el guayabo fulminó con la vida económica latinoamericana en la gran crisis de finales de los 90, todo por haber olvidado la prudencia, el ahorro y la austeridad de los abuelos. La controversia se centra a en la medida en que hay más opulencia se aumenta la escasez, pues los recursos naturales se afectan y hasta la población como en Europa .Paradójicamente la brecha entre ricos y pobres es mayor.
Pero el logro de este cambio mundial por los medios de comunicación , se observa en el inicio del fin de las ideologías políticas para converger todas lenta y progresivamente hacia el centro, en un marco de un mayor pluralismo religioso y cultural, lo que ha servido para mejorar la convivencia, sin embargo por cuestiones económicas sigue existiendo la mayor parte de los conflictos y acercamientos políticos de los pueblos.
Ahora lo que se impone es la cultura mediática liderada por los medios electrónicos y en especial por los monopolios de los medios de comunicación, que informan, recrean y educan, generando una cultura propias del interés económico , cultural o político del dueño del medio. Luego este gran avance tecnológico de la humanidad está siendo puesto en duda, por la incapacidad de mantener el equilibrio en lo que se enseña. Es por ello que no hemos podido entender lo que es información y lo que es propaganda o publicidad.
Es el caso en Cali donde muchos medios de comunicación han tergiversado su función de informar con equilibrio , a cambio de pauta comercial o de dadivas ,logrando mantener el statu quo de las investigaciones de los organismos de control y la imagen favorable del alcalde. Es por ello que se requiere volver a imponer el civismo en nuestra cultura, desde la casa, el barrio ,la iglesia y por supuesto desde la vida familiar, laboral, institucional y política de la ciudad, de tal manera que el interés general prime sobre el particular.