Hemos completado siete largos meses de la construcción de las megaobras y la inversión realizada por los concesionarios contratistas a través de los consorcios Vergel y Castellanos, Pavimentos Colombia y Conalvias ronda ya los $300 mil millones.
Esta cifra ya supera los $250 mil millones recaudados por concepto de Impuesto Valorización en Cali; es decir, se acabó la plata y ahora estamos ‘recostados’ en el instrumento de la concesión, como es la financiación a cargo de los contratistas.
El 78% de los caleños no han podido pagar megaobras y si a eso le sumamos el riesgo financiero por las demandas, que deben asumir los contratistas y el sector financiero, la situación es más que critica.
Porque no han pagado los caleños?
El primer problema del Alcalde Ospina es el dinero disponible para las obras; según informó la Secretaria de Hacienda, el valor de recaudado con dicha contribución forzosa alcanza sólo $250.000 millones, ósea solo el 28% de los propietarios caleños han pagado, incluyendo las daciones en pago recibidas de estupefacientes en inmuebles.
En otras palabras, el incumplimiento en el recaudo es del 78%, lo que indica que a las obras en construcción le faltan por financiar $350 mil millones y estaría a cargo de los contratistas. Es una suma muy alta, que debería preocupar al Alcalde, a nosotros los contribuyentes y por supuesto a los mismos contratistas.
Indudablemente que la razón del no pago de la mayoría de los caleños es por la incapacidad de pago que tienen en estos momentos, pues aunque la economía va bien, el país está mal por sus indicadores sociales, especialmente de pobreza y miseria, pero es también un gran triunfo de la DESOBEDIENCIA CIVIL a un proceso muy irregular.
Personalmente no he pagado megaobras, porque tengo la certeza personal de las ilegalidades en el proceso de planeación, decretación, liquidación, distribución y cobro de la valorización, por lo que debo señalar con responsabilidad ciudadana las irregularidades que la Ley me permite como representante de los propietarios de predios gravados por valorización.
El riesgo por las demandas
Muchos medios de comunicación en publirreportajes o devolviendo favores, se han dedicado en estos meses a ocultar hábilmente el problema de fondo de las megaobras y es el gran riesgo que existe para la ciudad, para los contratistas y para los contribuyentes caleños: el fallo o fallos que vamos a tener.
Más o menos en 6 meses, sabremos la verdad de la legalidad procesal de las megaobras, lo que sería el gran desastre de las obras, de las finanzas públicas municipales e incluso, de la economía caleña.
Esta situación se precisa en el hecho jurídico de la inestabilidad legal en el cobro de la valorización por las demandas de nulidad de las normas que le dieron vía libre al cobro de la valorización y la falta de decisiones judiciales oportunas que resuelvan la inseguridad jurídica de las obras. Luego el camino de las megaobras es de INCERTIDUMBRE.
Recordemos que el cobro de las megaobras se inició a finales del año 2009 y en consecuencia las demandas por estos actos administrativos presuntamente ilegales demoran su decisión de primera instancia en la Justicia contencioso-administrativa 2 años; a raíz de ello, a finales de este año o comienzos del próximo, estaremos recibiendo las primeras decisiones de legalidad de la contribución por valorización para megaobras en Cali.
Y aunque los fallos son de primera instancia, un hecho desfavorable para el municipio de Cali, obliga al Alcalde a tener una relación política y financiera diferente a la que hoy se tiene y en consecuencia deberá suspenderse el cobro y trazar caminos de solución a esta problemática.
El Alcalde y la nueva licitación
Ha sido nefasta para la democracia caleña, el diálogo de sordos que hemos sostenido con el Alcalde de Cali decenas de ciudadanos preocupados por la legalidad y conveniencia de las megaobras. No solamente se ha probado que se han violado las leyes de contratación, valorización, planeación, etc. sino que se han demostrado la serie de irregularidades cometidas en los estudios del plan de obras. Adicionalmente, el Dr. Jorge Iván Ospina se ha dado el lujo de superar todas las dificultades bajo el modelo del lobby oficial, no como lo debe hacer un demócrata gobernante, bajo la persuasión a sus conciudadanos dentro del imperio de la Ley.
La ultima ha sido la de materializar la improvisación en la desaparición de la única obra importante que tenia a nivel de ciudad el plan denominado 21 megaobras y es precisamente la eliminación de la prolongación de la avenida circunvalación del sur, porque se agotó la plata presupuestada por la valorización.
A pesar de todo esto, y como si no hubiera pasado nada, ha decidido para el mes de octubre, contratar la segunda fase de la licitación por un valor de $252.000 millones que sumados a los $580.000 millones contratados completaría todo el recaudo presupuestal de las megaobras. Esta situación es inconveniente para la ciudad, pues los estudios, presupuestos y las obras no están cabalmente definidos.
El voto en blanco…
Los candidatos a la Alcaldía de Cali y los concejales mismos ninguno ha asumido una posición de fondo frente a este gravísimo problema de las megaobras, donde el municipio de Cali podría quedar en su segunda quiebra económica.
Superficialmente Susana Correa, María Isabel Urrutia y Sigifredo López han presentado algunas alternativas de solución, pero el resto de los candidatos siguen ausentes y parece que existiera un consenso en no tocar de fondo este problema. Cali puede quedar en obra negra o económicamente quebrado y debemos encontrarle solución a este riesgo, pero los candidatos no están preparados para ello. De esta manera, lenta y progresivamente la gente ha empezado a anunciar su voto en blanco, como el del arquitecto Benjamín Barney, que ya lo hizo público.
Estamos muy cerca de una decisión judicial sobre las megaobras y a tan solo 2 meses y medio de tener nuevo Alcalde y Concejo en la ciudad, pero a pesar de todo esto, los caleños seguimos ausentes de nuestros verdaderos problemas y no queremos entender que el programa de las 21 megaobras es económicamente critico y legalmente sembrado en arena movediza. En conclusión, la plata se acabó y la legalidad está en entredicho.
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