Por: Ana Victoria Cucalón
El Deportivo Cali suma una serie de circunstancias que lo ponen en una situación bastante complicada para uno de los equipos más importantes del fútbol nacional. El inicio del semestre ha sido el peor de sus últimos años, los malos resultados que obtuvieron en las primeras fechas no solo los llevaron al fondo de la tabla, lo que propició el cambio de técnico.
Salió Jaime de la Pava que consiguió consagrarse, finalizando el 2010, la Copa Postobón pero desafortunadamente para los objetivos del club, el comienzo de este nuevo año no estuvo a su favor, el equipo no respondió a su mandato en la liga profesional y es por eso que el técnico Jorge Cruz llegó a reemplazar al estratega. Con algo de esfuerzo ha logrado buscar el rumbo para salir de esa penosa posición en la que se encuentra pero la posibilidad de estar dentro de los ocho está lejana.
No sólo lo futbolístico hace parte de la crisis del Cali, la situación económica los apremia día tras día, con un déficit de 4.000 millones de pesos que viene de la junta directiva anterior. Las derrotas consecutivas hacen que los socios dejen de pagar, la tienda verde deje de facturar, su recaudo publicitario disminuye y que los hinchas no asistan al estadio por eso la taquilla no recibe los ingresos necesarios.
La salida más rápida que han encontrado está en la venta de jugadores juveniles. No es un secreto que el Cali es un formador nato de jóvenes talentos que han recorrido diferentes equipos en Colombia y que en pocos meses hacen su traspaso al exterior. Recordemos a los 3 arqueros: Oscar Córdoba, Farid Mondragón y Miguel Calero, también Mario Alberto Yepes, Hugo Rodallega, Giovanni Hernández y también juveniles como Michael Ortega, Luis Fernando Muriel, entre otros. Eso es lo que están haciendo en este momento, Fabián Castillo, con 19 años, fue cedido por un 50% a la MLS, lo mismo se espera con Andrés “Manga” Escobar para que por lo menos ese dinero recibido pueda tapar algunos huecos en la economía azucarera.
Los problemas del Deportivo Cali son tan viejos como nuevos, no es sino analizar las administraciones anteriores en donde se tuvo una gran esperanza con el proceso democratizador y renovador de Rodrigo Otoya como presidente de la juntad directiva y sus amigos, los resultado buscados en varios años no se dieron; luego vino la elección de Don Humberto Arias quien no logró arrancar su trabajo como tenía acostumbrado a la afición verdiblanca, para que accediera Hebert Celín Navas quien fue el fiasco más grande del equipo, para llegar a la actual junta directiva que encabeza Fernando Marín, dirigente que se ha hecho en el club y que no ha podido lograr los resultados esperados.
En estos momentos se cierne una nube gris en el espacio azucarero, no hay una integralidad entre jugadores, directivos, cuerpo técnico y afición, pero la ilusión dentro del club está latente, esperan seguir sumando para poder entrar a los cuadrangulares finales que no consiguen hace casi dos años y con estrategias de mercadeo fuertes quieren combatir a corto plazo las deudas que los están agobiando. Aunque con las dos últimas victorias, frente al Quindío y Envigado respectivamente, logró un respiro que lleva a estar cerca del octavo lugar. Hay que decir, sin embargo, que futbolísticamente el conjunto verdiblanco no convence.