Vida Nueva
Por Héctor De los Ríos L.
Es el grito que resuena en este segundo domingo de Adviento en los labios de Isaías y Juan Bautista dos de los personajes del Adviento. En el evangelio seguimos con San Marcos 1, 1-8.
Juan iba al desierto a predicar. Muchos se sintieron atraídos por este profeta solitario que los invitaba a cambiar de vida y a no hacerse daño. Ellos confesaban sus pecados y se hacían bautizar.
Todos necesitamos de conversión. Recordemos que todo ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Podemos hacer muchas cosas buenas pero también caer en la tentación de hacer el mal.
Hay personas capaces de infundir esperanza, entusiasmo y fomentar la paz. Pero hay también quienes provocan división, cometen fraudes, calumnian y obtienen ganancias a través de negocios ilícitos. Hay personas que adoran ídolos, como el dinero o el poder y se adoran a sí mismos.
Ante la venida del Señor no podemos permanecer indiferentes. El infiel debe respetar sus compromisos, el mentiroso decir la verdad, el violento ser pacifico, el opresor ser caritativo y el codicioso debe pensar solo en el tesoro del Reino de Dios.