Por culpa de cada pupitre que ocupa un ‘niño fantasma’ en el colegio, otro de carne y hueso está sentado en el andén de una calle aprendiendo a matar.
Una llamada a las 10 de la noche bastó para que mi tranquilidad se perturbara. Era inusual, y más a esa hora. Era mi hermana al otro lado de la línea, estaba un poco agitada por el trajín del día, es madre de 3 hijos y podrán imaginarse lo que es trabajar, ser mamá y ser mujer.
Me contó que tendría mañana en la mañana la reunión del colegio de mis sobrinos. Estaba preocupada. Me dijo que al finalizar la reunión solicitaría un espacio a solas con la profesora para comentarle que presentía que en el colegio habían ‘niños fantasmas’, la explicación que me dio de esa frase fue a groso modo, me dijo que si yo no sabía algo al respecto, le contesté que la verdad no entendía a qué se refería. Resignada me dijo: mañana que salga de la reunión te cuento. Colgó.
Me quedé mirando el techo y en algún momento dije: carajo mis sobrinos tienen amigos imaginarios en su colegio, está pasando algo con sus relaciones interpersonales, ¿sería falta de atención de los padres?, después analicé un poco las cosas y no me parecieron tan graves, me era dentro de lo normal que para su edad tuvieran ese comportamiento, ¿o quién no recuerda algún amigo imaginario propio o de algún conocido?
Al término de las tediosas reuniones de padres de familia donde no hay si no quejas de los profesores sobre los malos estudiantes, la indisciplina del salón y jalones de oreja para los padres, mi hermana estaba un poco inquieta, pues en su trabajo le habían dado un tiempo determinado para cumplir su derecho de madre, así que miraba de forma impaciente el reloj, cuando la profesora se despidió, ella la abordó, le dijo: profesora una vecina me contó que tuvo un intento fallido de matricular a su hijo acá pero le indicaron que los cupos están llenos. Mi pregunta es: ¿Mariana hace 3 años tenía 49 compañeros de clase, ahora solo hay 23 y dicen que no hay cupos? A lo que la profesora muy diplomáticamente le contestó, hable con rectoría.
La mañana del primero de diciembre, como es de mi costumbre leí los diarios que rotaban en el trabajo, como la mayoría de la prensa de este país, si no están haciéndole propaganda al gobierno, están pasando de agache los asuntos importantes o dándole importancia a frivolidades. El caso era que me detuve en un titulo que me llamó mucho la atención, DETECTAN 180.000 ‘NIÑOS FANTASMAS’ EN COLEGIOS, me dije: ahora qué cuento nos van a echar, ya no es la Virgen en el árbol, ni en la taza de chocolate, ahora son ‘niños fantasmas’, ¿cuáles? Pero en el desarrollo de la noticia me pude dar cuenta que la escandalosa cifra que anunciaba el titulo no era ningún misticismo aunque en ese momento no asocie la misteriosa llamada de mi hermana. El artículo contaba como por medio de auditorías adelantadas en las entidades territoriales se había logrado detectar la irregularidad, de ‘falsos estudiantes’ o matriculas dobles.
Tras esa auditoría realizada en varias Secretarías de Educación del país se había detectado un faltante de 180 mil niños que recibían subsidios.
Por supuesto que éste es un nuevo caso de corrupción, plaga que azota al país, y con el proceso de depuración, al final se redistribuirían unos $200 mil millones en nuevos programas.
Concluí que la preocupación de mi hermana había despertado porque su amiga no había podido matricular a su hijo en la escuela donde estudian mis sobrinos debido a que supuestamente no habían cupos y ella no estaba en condiciones económicas de matricularlo en otro sector, pues sus gastos se incrementarían. Este acto de corrupción desata una serie de repercusiones en contra de los niños y padres de familia, ya que la mayoría de los padres a la hora de escoger el colegio de sus hijos, hablando en términos generales entre clase media y baja, optan por matricularlos en el más cercano para no incurrir en más gastos, como transporte, más cuando a una determinada edad pueden ir y venir a pie.
Por eso en muchas ocasiones los padres toman la decisión de no ingresar al niño(a) a la escuela o colegio (sin excusarlos) debido a que en la institución más cercana ya no hay cupos, sobre todo en los estratos más bajos donde el techo y la alimentación priman, el resto es sin exagerar un lujo.
Ahí está parte de la respuesta a la pregunta que a diario se hacen la prensa, los profesores, el gobierno y los padres de familia ¿porqué los niños no van al colegio o porqué no los mandan sus padres? Aclaro que no es el factor principal la falta de cupos escolares pero si influye en la decisión y hace parte del resultado de la delincuencia infantil, juvenil y en adolescentes pues a falta de educación y exceso de tiempo libre, dedicándolo a la calle terminaran siendo los vándalos del futuro.