Las reformas que vinieron después del escándalo de las EPS no significaron mejoras de los servicios, los pacientes colombianos enfrentan a un Sistema de Salud que los ve como ‘clientes’, y su derecho constitucional es apenas un ideal que nadie pretende defender.
Por Andrés Belalcazar
Yuraní Beltrán, una mujer en su octavo mes de gestación ha solicitado reiteradamente a su médico una simple ecografía, y aunque es un procedimiento de control normal y necesario, no ha recibido la orden. Dicho examen está incluido desde hace quince años dentro de las “Buenas Prácticas” para el monitoreo del embarazo y la prevención de complicaciones.
“Otra vez se hace necesario decir que los colombianos debemos recuperar el control de la salud y sus recursos. Es mentira que la calidad mejorará con la ley 100”
Apenas esta navidad murieron dos ancianos en las salas de cuidados intensivos de una lustrosa, nueva y conocida clínica de Palmira. Entraron los dos por urgencias y después de unos días se les descubrió un cáncer de años que había hecho metástasis. Sus familiares aseguran que llevaban más de 5 años en el caso del hombre y 7 en el de la señora, acudiendo casi a diario a los hospitales y luchando para conseguir los exámenes especializados.
Nunca se les diagnosticó el cáncer y así, mientras los ancianos sufrían sus últimos años, recibían tratamientos para la acidez estomacal, sospechas de ulceras, tratamientos para la tiroides. En medio de citas aplazadas, de ruegos por drogas no incluidas, de exámenes pagados de los propios bolsillos y de cientos y cientos de desplazamientos a Cali. La familia permanecía en zozobra y al borde de la quiebra. Y nunca hubo un diagnóstico acertado y menos un tratamiento que mejorara su calidad de vida, estuvieron sufriendo a ciegas sus últimos años, luchando contra las filas y los funcionarios.
Otra vez parece necesario decir que los colombianos debemos recuperar el control de la salud y sus recursos. Es mentira que la calidad mejorará con la ley 100. Visto está que lo que el gobierno ha dado en llamar la masificación del servicio es una falacia, porque no basta con tener un carné para estar sano. Y mientras todos pagamos, son pocos los que reciben una atención adecuada.
Hoy recordemos el juramento que hacen nuestros doctores para ejercer su noble profesión, hoy mancillada por burócratas, mercachifles inhumanos de los derechos. Para que ellos puedan cumplirlo tenemos que cambiar la estructura que los constriñe. La ley que los pone contra la pared y contra el paciente. Es tiempo de recuperar la salud. Una lucha que como la lucha por la educación está en manos de todos.
Texto Adaptado del Juramento Hipocrático
“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.
Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores.
Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.
Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos.
No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.
Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.
Aún bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor.”
La Ley 100, que creó el sistema de salud en 1993, impactó además no sólo el servicio de salud sino la formación médica. Hemos pasado de ser un país que producía pocos médicos al año; pero los mejores del continente. A ser un país con muchos médicos de baja calidad.
Estos 19 años le han causado un daño enorme a la medicina. Si la situación no cambia, podemos estar seguros que en unos años Colombia se va a quedar sin buenos médicos. La profesión se va a convertir en apenas un oficio, y sus profesionales convertidos en menos que eso, van a estar totalmente al servicio de las cajas registradoras.
La principal reforma y la más necesaria es desmontar toda intermediación y tramite entre los médicos y sus pacientes. Por allí pasa la recuperación del propósito social del sistema de salud colombiano. Esa intermediación es la que hoy tiene a los hospitales quebrados y a los intermediarios multimillonarios.