Vida Nueva
Por Héctor De los Ríos L.
Siempre estamos en espera de noticias, esperamos recibir buenas. Si es verdad que cada vez que abrimos el “evangelio” (=Buena Noticia), recibimos una buena, hoy tenemos que decir que se nos da la Buena Noticia por excelencia: el núcleo de todas las buenas noticias del Evangelio de Jesucristo. Esta nos es comunicada por Dios y nos dice en qué relación él está con nosotros. Esta noticia es el fundamento de nuestro gozo y de nuestra confianza.
El texto de este domingo: San Marcos 1,14-20 es programático: – En el kerigma que sale de sus labios captamos qué es lo que Jesús ha venido a decirnos y a darnos; – desde el principio Jesús aparece en relación, una relación maestro-discípulo. Marcos comienza el relato del ministerio de Jesús con una descripción sintética de su venida a Galilea, donde expone el contenido esencial de su mensaje y su exhortación más importante, esto es, el “kerigma”: la “Buena Nueva de Dios”.
La de Jesús es llamada desde el principio “Buena noticia”, más aún, como “la” buena noticia, no hay otra superior ni mejor que ésta. Su contenido es Dios y su acción:
- Buena noticia “de” Dios: porque proviene de Dios.
- Buena noticia “de” Dios: porque nos habla de lo que Dios hace por nosotros.
La noticia es “buena” porque nos aporta lo que necesitamos para ser felices, para que nuestra alegría sea real, de fondo y duradera. Ella es fuente de gozo.
Quien acoge la Buena Nueva, tomándosela en serio, se coloca enseguida en terreno firme: conoce la cercanía salvífica, poderosa y segura de Dios que le trae paz, solidez y gozo a su vida.