Los adultos consideran la adolescencia como una etapa de transición entre la niñez y la madurez, en la cual en ese proceso se encuentran en momentos conflictivos por falta de identificación, inconformismo consigo mismo, con los padres, profesores y la sociedad en general.
El mundo contemporáneo está evolucionando rápido en todos los campos, tanto científico como tecnológicamente lo cual hace que la sociedad vaya a su ritmo, pero los más afectados con esta celeridad son los adolescentes, pues en medio de tantos cambios e influencias pasajeras hace que estos no desarrollen una ‘personalidad fija’.
En las ciudades uno de los factores más influyentes es lo que este a la moda en cuanto a música, forma de vestir, bailes, lugares, incluso se aprovechan de situaciones de ciudad como movimientos ambientales, protestas, manifestaciones etc. solo porque les parece ‘play’ y eso es lo que están haciendo todos, estas variaciones hacen que su cotidianidad sea más acelerada y ellos lo adoptan porque por supuesto que nadie quiere estar ‘out’.
Podemos concluir que su comportamiento rápido y mudable es por la influencia del mundo exterior.
Los escenarios en los que el adolescente pasa el mayor tiempo son: la escuela, la familia y sus amigos, en cada uno de estos el joven acoge un comportamiento distinto en la mayoría, eso depende de la relación que tenga con cada uno y la imagen que quieren proyectar.
Esta es una etapa muy vulnerable, son los seres quizás más fáciles de influenciar, pues a pesar de que los niños son más inocentes el miedo a sus superiores lo mantienen a flor de piel, por ende les impide actuar de x o y forma, cosa que para los adolescente deja de ser un impedimento y se convierte en todo un reto.
Las mentiras se convierten en sus mejores aliadas para ocultar su mundo interno sobre todo a los padres, quienes en esta etapa de la vida suelen comportarse de una forma muy inquisitiva y asfixiante. Es fundamental saber que tanto padres como hijos deben prepararse para asumir este trance. Asediar a los adolescentes no es la mejor forma de ‘guiar’ ni enseñar y menos prohibir, al contrario, encuentran delicioso que los persigan porque su agilidad les permite escabullirse, elevan su ego cuando lo logran y se creen invencibles.
La estrategia del ‘suelte y apreté’ y la sicología inversa suele ser un poco más efectiva. El dialogo y la camaradería entre padres es fundamental, mientras que la ‘cantaleta’ lo único que hace es alejar al hijo del padre, dígale a sus padres cual es el mundo que lo rodea, enséñele la modernidad en la que vive, explíquele con argumentos y si usted señor padre de familia le niega algo NUNCA diga PORQUE NO Y AQUÍ MANDO YO, decir las razones sin importar la que sea es importante, para que pueda exigirlas después.
La agresividad es una conducta muy frecuente, la vida se va formando, los niños quieren ser jóvenes y los jóvenes grandes y los grandes jóvenes, un círculo vicioso e inconforme. Cuando los jóvenes reflexionan sobre las razones que los llevan a la pelea comprueban que no hay motivos serios que los lleve al conflicto, pero comentan que una simple mirada, un cruce de palabras, un desacuerdo de opinión, un juego brusco puede concluir en riña.
El escenario más frecuente para las peleas es el colegio y se presenta de muchas formas:
La NO COMUNICACIÓN en este trance es muy notoria sobre todo con la familia, el refugio son sus amigos a quienes le confían todo, a quienes incluso se convierten en sus consejeros. Se debe preservar una individualidad para forjar un carácter, se debe respetar la privacidad, pero sin despreocupación. Las crisis existenciales suelen dar muy frecuentes debido a los cambios hormonales y al manojo de pensamientos que rondan cuando se encuentran un poco más de frente con la realidad.
En conclusión, todas las etapas son únicas y pueden traer momentos buenos, malos e incluso pueden existir acontecimientos que dejan huellas, pero como bien lo dice el poeta Antonio Machado ‘‘caminante son tus huellas del camino y nada más, caminante no hay camino, se hace camino al andar y al andar se hace el camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar caminante no hay camino sino estelas en la mar’’.