
Echémosle ‘gasolina’ al precio abusivo de los combustibles
Con los precios de los combustibles, los colombianos hemos tenido una pasividad que raya con la estupidez. Si el agua se vendiera en la bolsa de Nueva York, los colombianos la pagaríamos al precio del desierto del Sahara.
Por Jaime Salazar C. / Especial para Caliescribe

En enero de 2000, la gasolina en Colombia costaba $2.250 pesos y el ACPM sólo $1.880; ahora pagamos $8.800 en promedio. Luego de doce años llegamos a tener la 3ª gasolina más cara del mundo, entre los países productores.
Nuestro desinterés les ha permitido a tres gobiernos hacer lo que ha querido con los precios de la gasolina; desde entonces, y sin que nadie diga nada, la gasolina sube por decreto, como si se tratase de una reforma tributaria mensual.
Claro, los transportadores, los más afectados han protestado y cuando el ambiente se ha puesto tenso, los ministros de turno optaron por bajarle unos cien pesos, caso que le costó burlas (y el puesto) al ex ministro Carlos Rodado. Paulatinamente, el precio de los combustibles sobrepasó en Colombia el límite del absurdo; tenemos una gasolina más cara que Canadá, Rusia o Estados Unidos, aunque ellos tienen entre 10 y 50 veces más ‘ingreso per-cápita’ que los empobrecidos colombianos.
Lo más triste es que producir un galón vale sólo $3.320 (a Ecopetrol) pero debemos pagar impuestos que llegan al 38% como IVA, impuesto global, sobretasa a la gasolina (que se va para las regiones) e impuesto de ‘transporte’. Se trata de una Reforma Tributaria soterrada e ilegal, pues su debate y trámite nunca pasó por el Congreso, como bien anota el senador Luis Fernando Velasco.
Lo mismo opina el prestigioso economista Salomón Kalmanovitz: “Si hubiera más garantías en la Corte Constitucional, esta medida del Gobierno podría ser demandada y se caería,” dijo Kalmanovitz a La Silla Vacía.
Según el economista el hecho de cobrar a los colombianos un valor mayor al precio real de la gasolina es ilegal porque representa un tributo, una decisión que solo puede ser tomada por el legislativo.
Pero esto no siempre fue así
En 1999 Colombia tenía una gasolina asequible ($1.608), sin mencionar el Dissel ($1.388), pero el gobierno de Pastrana, con un problema de poca exploración decidió exprimir a los consumidores subiendo los precios internos de la gasolina en relación a cotizaciones internacionales del crudo.
Las subidas empezaron tímidamente, como se puede ver en la proyección de precios; el cerebro detrás del guarismo fue el tristemente célebre Luis Carlos Valenzuela, juzgado por Abuso de información privilegiada para quedarse con acciones de “Transgas” (absuelto luego por el Juez ‘Borrachín’).
“El Chiqui” se inventó una formula equiparable al UPAC de la gasolina, donde los precios siempre subirían (y siguen subiendo), pero nunca bajarían, como lo señaló el Senador Luis Fernando Velasco: “Si nos dicen que la gasolina sube porque teníamos que pagar cierta cantidad de dólares, entonces por qué hace unos días, con la caída del dólar por debajo de los $1.800 la gasolina no bajó; el dólar se vendió entre los $1.770 y $1.780, evidentemente tenía que bajar; Pero aquí es la ley del embudo, todo para el gobierno nada para el ciudadano”.
En charla con Caliescribe, el senador caucano recalcó que las circunstancias coyunturales de la época de Pastrana han cambiado totalmente: “Ahora estamos produciendo cerca del millón de barriles diarios y sólo necesitamos 300 mil para el consumo interno, el resto lo podemos vender el petróleo al precio que quieran. Pero no nos vendan el petróleo colombiano a precio del norteamericano”.
La ‘caja menor’ del estado
A principios de 2002, el presidente de Álvaro Uribe desde 2002 vio el ‘potencial’ de tesis estrafalaria de Valenzuela y la llevó hasta sus máximas consecuencias; desde entonces la gasolina subió por decreto cada vez que hubo problemas de iliquidez en el estado, o se necesito dinero para programas como “Familias en Acción” y el creciente gasto público. Uribe siempre dispuso del músculo de Ecopetrol y tras sus ocho años la gasolina terminó en $7.530.
Pero no paró ahí. El gobierno de Santos heredó el ‘marranito’ y lo siguió engordando por encima de las protestas de los transportadores de Carga, gremio más afectado por la igualación de los precios del Diesel con la gasolina.

¿Quién se queda con las ganancias de este negocio?
La fórmula actual contempla factores indefendibles como el precio internacional del petróleo, el precio de oportunidad; por eso, pagamos la gasolina como si la importáramos del golfo de México. Es como decir que si el agua se vendiera en la bolsa de Nueva York, los colombianos la pagaríamos al precio del desierto del Sahara. Miremos cómo se distribuyen las ganancias de este lucrativo negocio.
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Ecopetrol (cuyo 20% es de particulares) se gana 51% en cada galón.
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El Estado (a través de impuestos) se queda con 27%.
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Porcentaje para ingenios azucareros (Etanol): 8%
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El minorista de la bomba: 5%.
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Los transportadores de combustible: 4%.
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El distribuidor mayorista (Esso, Mobil, Terpel, etc.) 3%.
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El "margen de continuidad": 1%.
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Evaporación: 1%
¿Qué podemos hacer?
El Senador caucano Luis Fernando Velasco recogió 500 mil firmas para impulsar un Proyecto de Ley (172/11) al lado de Alexandra Moreno (MIRA) y Guillermo García (Liberal), que ‘refinaría’ la fórmula actual, lesiva para el bolsillo de los colombianos.
Velasco Chávez le explicó a Caliescribe: “Si ellos si nos quieren sacar la gasolina por decreto, busquemos la fórmula por Ley, que es más fuerte que el decreto; en mi proyecto de Ley presento una fórmula distinta que hace que la gasolina baje y la paguemos a un precio racional. El gran problema es que la gasolina Colombiana nos la quieren hacer pagar como si fuera gasolina extranjera”.
Una vez llegó el proyecto llegó a la Comisión Quinta del Senado, hábilmente se dispuso que su ponente fuese el senador de la U: Manuel Guillermo Mora, para hacerle tránsito de tortuga no sólo para engavetarlo, sino para burlar la dignidad de los más de 44 millones de colombianos que sufren con tan caros precios. Como es un Proyecto inconveniente para el gobierno, sin duda que querrán archivarlo para siempre.
Hagamos la campaña nacional
Por ello, Velasco propone una gran campaña nacional donde participen los Medios de Comunicación y los ciudadanos: “Comencemos llamando a los Senadores y preguntémosle cómo van a votar este proyecto de Ley, vamos comprometiendo a la gente”.
Si logramos con la fuerza moral de los ciudadanos y los medios mover la opinión, para que los congresistas se comprometan a bajar los combustibles, podremos sacarlo adelante, pero es exigirles, como representantes ante el Legislativo, que cumplan con su papel de defender a la gente frente a este abuso del ejecutivo.
“Con el seguimiento, les va quedar muy difícil que se volteen en las plenarias. Voy a pedir votación pública y nominal del proyecto, vamos a insistir en que el Sr. Presidente de la Comisión 5ª rinda la ponencia. Si él no está de acuerdo con el proyecto que lo diga, pero que deje debatir el proyecto, y que los congresistas sienten su posición y digan cómo van a votar el proyecto” declaró Velasco.
Tenemos que despertar y recuperar la capacidad de indignarnos, el tema de la gasolina, que toca directamente el bolsillo y la canasta familiar es un buen motivo. Por ahí pasa la posibilidad de generar más empleo, porque cuando se gasta más dinero en tanquear motocicletas, carros, buses y camiones, tenemos menos dinero para comprar otros bienes de consumo y los alimentos suben. Ahí está el debate, en palabras de Fabio Rodríguez, “La pasividad y la indiferencia están narcotizando la nación”.

Links externos para más información
*Comparativa precios de la gasolina por año
* Vea la fórmula de la gasolina tras la subida de $100 de febrero
* ¿Por qué es tan cara la gasolina en Colombia?
* Comparativa de precios de las estaciones.
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