(Sobre de Doña Bárbara al Neoliberalismo, escritura y modernidad en América Latina)
Reseña literaria
José Castro Urioste se despacha sobre lo concerniente a la literatura latinoamericana, eligiendo a determinados autores para ello. Sería peligroso definir la naturaleza de un continente con una toma de muestras tan limitada, dejando, de hecho, importantes literaturas nacionales sin revisar. Esa tendencia totalizadora se nota en algunas sentencias, atravesadas por un tono, a mi parecer, pretencioso. Aún así, no se puede afirmar que ese dejo esté presente en todo el libro, ni que sea la intención final de éste. Esto porque, salvo los pasajes que menciono, el autor profundiza hondamente en cada uno de los autores analizados. Aunque a veces el uso de citas extensas puede parecer excesivo, esto logra que uno pueda entender las ideas expuestas sin siquiera haber leído el libro en cuestión. El libro se puede confundir, en ocasiones, con esas guías literarias con que los estudiantes de bachillerato fomentan su pereza de leer. Sin embargo, esto no es contraproducente, es sólo un efecto colateral y no parece ser la intención del autor.
Se logra una detallada reconstrucción de los textos originales, y de la situación social en que fueron escritos. Casi siempre por su volumen, los ensayos reunidos abarcan un buen número de cuestiones vitales en la tarea del ensayista literario. Por esto puedo decir que el libro fue hecho a conciencia, con conocimiento de causa, por una persona experta en el tema, que ha dedicado horas, días y años de lectura. Las páginas dedicadas a Alfredo Bryce Echenique y Mario Benedetti, fueron escritas por alguien que ha logrado entrar en contacto con los textos originales, alguien que demuestra un gusto personal por los autores, y pueden verse como soslayadas apologías. Este efecto no es adecuado y puede restarle credibilidad a todo el libro.
Es una gran novedad el capítulo dedicado al teatro peruano. Un área bastante descuidada y desconocida por la escena literaria colombiana. A diferencia de Bryce Echenique y Benedetti, de los que se han escrito millones de páginas, el teatro peruano no ha sido leído con en nuestro país, no con el empeño que se merecería. Esto presenta al libro como una novedad, y hace que su publicación se vea justificada con creces, ya que da una mirada sobre algo que recién se sacó del empaque.
No veo el más mínimo problema porque el libro no examine algún autor perteneciente a la literatura colombiana. Por el contrario, ya hay suficientes profesores universitarios, y escritores en general, dedicados tiempo completo a la autocomplacencia. Habrá que mirar, hacer cuentas, sobre el número de libros que tratan la literatura local, contrastados con los que se ocupan de literaturas lejanas.
Sea bienvenida esta obra que va más allá de la provincia, que se toma el trabajo de estudiar la historia de nuestros países hermanos para poner, con un resultado feliz, en contexto sus literaturas. Esperamos que algún día se publique un buen libro que vaya aún más lejos, metiéndose de cabeza en la nueva literatura europea o los autores clásicos australianos. Regiones de las que, desgraciadamente, no recibimos noticias.
Uno se preguntaría, ¿si esta tarea no cae en manos de nuestros críticos, quién nos va a traer el mundo? Ese mundo que parece quedar tan, pero tan lejos.